"un ca-fe
con dios"
Rvdo. José L. Báez báez
Proverbios 14.30 “…Mas la envidia es carcoma de los huesos”. La mirada mal intencionada, mirar con malos ojos, son maneras de expresar la envidia. Se considera la envidia el deseo de la posesión del otro/otra. Es también definido por querer lo que tiene el otro. Dicho sea de paso, puede implicar celos. Es también codiciar. La codicia es un pecado bastante antiguo. Desde el latín es Invidere que es mirar con enemistad. ¿Esto pasa en la iglesia? ¿Cómo? Hermanos y hermanas en la viña del Señor hay de todo. El enemigo vino a destruir no se le puede olvidar. A Jesús lo entregaron por envidia. Pilato sabía que lo habían entregado por envidia y por ello deja que el pueblo escoja a quién libertar. No se deje engañar por el enemigo. Cuando la gente comience a considerar que es mejor que el otro tocando, que es mejor que el otro cantando, que es mejor que el otro predicando, que es mejor que el otro haciendo cualquier otra cosa en la iglesia ya tiene altivez. Detrás de la altivez viene la caída. En la envidia no hay amor. Si este espíritu está en la iglesia hay que reprenderlo. En estos tiempos de asambleas en los que los puestos son atractivos tengamos cuidado. La posición de quienes estamos en la iglesia no se mide por el cargo sino por el servicio. Lamento decirle que si está en una posición porque lo ven o porque le da poder ud debe renunciar. Estamos en las posiciones donde Dios nos ha puesto porque vamos a servir no a ser servidos. Cuando hay envidia hay vacíos emocionales. La gente se siente insegura. ¿Se imagina dos hermanos peleando por quién toca mejor, canta mejor, predica mejor? Eso quiere el diablo que peleemos entre nosotros. ¡Nooooo! No permita que el enemigo siembre en su corazón la envidia. El envidioso es absorbente porque todo lo quiere para ella/él. Quien esté lleno de envidia en la iglesia debe convertirse y pedirle perdón a Dios para que el Espíritu venga sobre él y llene ese vacío de inseguridad. Cuando Cristo habita en nuestro corazón no hay lugar para la envidia sino para la hermandad. Se dice: “hagamos esto para agradar a Dios no a los humanos”. Este culto no queda bien porque usted predique bien, o cante bien, o toque bien sino porque tiene la presencia de Dios. ¿Tiene envidia? Entonces, le daré un consejo, ¡ORE, ORE Y ORE! Somos del Señor Jesús no del señor diablo, por lo tanto, estamos llamados a servir con amor y hermandad. Oremos: Dios bueno y misericordioso. Te alabamos y te glorificamos. En este tiempo en que estaremos respondiendo a tu llamado, no permitas que la envidia, los celos, la codicia, obras todas de la carne, irrumpan en mi corazón. Necesitamos que tú nos guíes y nos permitas servirte porque toda la gloria es tuya. Que lo que yo haga en la iglesia no sea para agradarme a mi sino a ti y a tu pueblo. En tu nombre, amén.
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AutorPastor José Báez Báez Categorías
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September 2017
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