"un ca-fe
con dios"
Rvdo. José L. Báez báez
“Si quieres dominar todo, domina primero a tu propia razón”. Séneca Las dinámicas que se experimentan en las iglesias están intrínsecamente ligadas al liderazgo. Por otro lado, no podemos pasar por alto que la identificación de patrones que definen la pastoral es amplia. Nuestra preocupación pastoral siempre debe ser la gente, pero también; cómo les predicamos; cómo llevamos un mensaje que construya, etc. La irrelevancia del líder moderno debe revelar su vulnerabilidad. El liderazgo está a expensas de una tentación continua. Para fines de este trabajo analizaremos la autoridad y el poder como tentaciones del liderazgo/pastoral. La pastoral está inmersa en las tentaciones señaladas en la perícopa de Mateo 4.1-11, que analiza H. Nouwen y que hemos analizado en la clase de Coloquio II. Cuando Jesús fue tentado a utilizar su poder se aferró a su misión. El poder, la autoridad y el liderazgo que posee la pastoral están en el juego del ego. Cada uno de ellos debe ser definido con detenimiento desde las percepciones pastorales.
En términos del poder podemos señalar que el poder proviene “del griego, dynamis, es la habilidad de realizar algo, exousia la autoridad de libertad de cualquier sujección interna en el ejercicio de esa habilidad y kratos la idea general de la intensidad del poder.[1] De manera que lo que pareciera, a simple vista, una temática individual o particular, no lo es, porque el poder y la autoridad están estrechamente mezclada la una con la otra. Mientras en el Antiguo Testamento el poder se vincula al poder divino y su manera de obrar con la humanidad, en el Nuevo Testamento, sin embargo, no es un asunto de manifestación abrumadora de ese poder divino, sino de la manifestación personal en Jesucristo. El poder de los profetas era manifestado en juicio y el de Jesús en justicia. Por otro lado la autoridad de dicha palabra “exousia, (46 veces en la RVR)”.[2] Está muy vinculada a la idea de derecho, privilegio y poder compulsivo. La Biblia deja claro que la fuente y asiento de autoridad está en Dios. Es entre estos dos conceptos que el liderazgo se alimenta. Desde esta perspectiva pudiéramos decir que el poder y la autoridad suelen ser tentaciones con las que un líder debe lidiar constantemente. Marcos 1: 12-13ª “A continuación el Espíritu le empuja al desierto, y permaneció en el desierto cuarenta días, siendo tentado por Satanás...”.[3] Si el liderazgo está siendo empujado la tentación no deja de ser parte del desarrollo de una pastoral en este tiempo. Entonces las tentaciones crean crisis en la misión pastoral, en la labor del liderazgo, en la acción y en cómo asumimos el poder y la autoridad, que sabemos se posee. En los últimos años han representado, una puesta en cuestión de una acción pastoral. Hemos tenido una teología que abriga la prosperidad, que asume posturas distantes del pueblo, del pobre, de la gente. La crisis se agudiza cuando los mensajes van “dictados por Dios” al corazón de aquellos que dicen que les habla con la libertad que le hablaba a los profetas del Antiguo Testamento. La claridad, es decir, simpleza de esos mensajes carece de profunda educación teológica. Hay pobreza en la teología que se articula desde altares que dicen hablar con Dios. Hay una distinción en la fe-realidades terrestres, iglesia-mundo que lleva a discernir en la Iglesia dos misiones y a diferenciar tajantemente el papel del sacerdote y del laico, comenzó pronto a perder su vitalidad y a convertirse más bien en una traba para la acción pastoral”.[4] La distinción anterior plantea la inquietud de este ensayo. Se ha perdido vitalidad académica, de entendimiento, desde la acción pastoral. Tiene trabas la acción del liderazgo o pastoral porque no se hace una hermenéutica bíblica desde el marco histórico, socioeconómico y cultural. Se plantean voces en las que la palabra del pastor o la pastora es la voz de Dios en toda plenitud revelada. El liderato utiliza su “poder y su autoridad” para monopolizar la Biblia, que es nuestro referente; que es la palabra de Dios para el cristiano, como quienes tienen la única verdad. Por ello nos sentimos interpelados por el compromiso de denunciar que no somos cómplices de dichos acercamientos textuales. La interpretación bíblica merece que se haga desde la sociología. Es necesario hacerlo porque es inquietante y angustiante ser estacionarios en el proceso en el que hablamos de Dios. No aceptamos que la única voz que exista sea la de unos pocos, que hacen mucho ruido, pero que desde su “teología” se ausentan del pueblo. Por ello creo que parafraseando el titulo del primer simposio bienal Gamaliel Ortiz Nieves: “Escribir lo Divino: una fe que busca entendimiento”, puedo decir que hay una sepa de pastores y pastoras con una fe que busca entendimiento o que al menos tratamos de hacerlo bien. Una búsqueda que no es fría, como dicen algunos, pues estamos validando que la fe es trascendental y es eso lo que nos impulsa. La cultura académica o intelectual, con su diversidad; …busca ajustar la interpretación bíblica al orden social existente y a su correspondiente visión del mundo, y a la vez para demostrar cómo la teología de la liberación lleva a sus últimas consecuencias el proceso de redescubrimiento de la intención histórica, sociopolítica, y liberadora con que fueron rescatados estos textos en los medios de la tradición judía y en la tradición cristiana.[5] El liderato debe valerse de su poder y autoridad para encarnar la voz del texto que es revelación de Dios y su hijo Jesucristo. Tiene que haber en la acción pastoral un estudio continuo, como el mencionado en la cita anterior, que redescubra, como diría el profesor G. Ortiz, que asombre, que provoque la conversión continua. La interpretación bíblica de hoy día se hace desde un punto de vista “espiritualista”[6], con un “discurso sermonario de índole puramente devocional. Entonces se quiebra la búsqueda del fortalecimiento de la fe”.[7] Ello evita que haya formación en la vida del ser humano. ¿Cómo estamos leyendo la Biblia, cómo la estamos interpretando en las posturas de poder y autoridad? Se hace una lectura devocional, pero no tomamos con devoción, con compromiso la lectura. Los acontecimientos históricos no pueden pasar al espacio espiritual, incluso la salvación, porque se asume una lectura desde el punto de vista de la existencia del más allá. Si nos olvidamos del acá, material y real, Dios no nos llevará al más allá. Que más que escatológico es el que está a nuestro alrededor. Ese que está en la frontera es el más allá porque piensa diferente, porque actúa diferente y porque posiblemente su referente no es bíblico. Hay que fomentar la espiritualidad con el/la otra cuando no hay pan, justicia, paz, esperanza desde la formación y la materialización para que la fe y la razón siempre estén en tensión en la misión pastoral. Es muy triste utilizar el “poder y la autoridad” para “domesticar las masas y resignarlas a una espera de estas promesas en <<otro mundo>>, desde la muerte, para que soporten y mantengan las condiciones existentes en la tierra tal y como están”.[8] Esto lleva a un deterioro de la historia real de la Biblia desvinculando al creyente de su historia real. Los sermones se mueven en la dimensión de regresar a una espiritualidad que se perdió, de mirar lo que había, pero no hacia una esperanza, no a una promesa de paz, sino más bien a perpetuar un lenguaje repetitivo y carente de posiciones sociales con la justicia, la verdad, etc. No se puede eliminar la historia porque, como dice Gervasio García, hay que armarla. ¿La estaremos construyendo? Creo que ese es el fin del poder y la autoridad, construir, redescubrir, llevar la reflexión desde la lectura, la escritura y el estudio serio. No sucumbir ante los que rugen porque solo rugen, pero no buscan. Cuando se lee, se escribe, se estudia se afirma la interpretación multidimencional y no privada. El líder debe abrirse al otro/la otra para que el significado de esa Palabra sea político, de justicia, de paz, de diálogo con otras culturas. No podemos ser líderes en el cual el crecimiento espiritual se mida por crecer solos/solas y no con los demás porque habremos perdido la conciencia. Por ello la teología en América Latina es más que un ejercicio intelectual de hombres y mujeres de academia, según el Dr. José David Rodríguez. Afirma: Es mas bien el esfuerzo racional de la comunidad de creyentes por establecer el sentido de la fe que se vive en una situación de injusticia estructural y de lucha esperanzada por la reivindicación del derecho de los oprimidos y esa reflexión teológica se hace en función de una praxis cristiana más autentica y una acción pastoral más profunda. Se entiende que no hay discurso teológico genuino cuando este se hace desde una posición intelectual embalconada, sin decender al camino, lugar donde se hacen las decisiones cruciales y donde está en juego todos los días la vida misma de los seres humanos.[9] Nuestra misión pastoral debe asumir la postura del camino, de los campos, de las aldeas, postura utilizada por Jesús, pero sin olvidar que para ello es necesario que la fe y la razón se mantengan coexistiendo. No pretendemos caer en el espiral sermonario de quienes solo hablan con una interpretación unidireccional. La fe que queremos afirmar tras las palabras de la cita anterior es la fe encarnada, pero para ello hay que razonarla, hay que estudiarla, hay que recrearla desde una escritura que haga reverencia al Dios que nos impulsa a utilizar el poder y la autoridad para “nombrar”[10] en el mundo que nos delegó. Nos delegó, el mundo, por ser espirituales y no porque no lo fuéramos porque el poder y la autoridad nos acompañan para que con ambos podamos encarnar el proyecto de Jesús en la tierra, que es vida, justicia y libertad. El liderazgo de Jesús trajo consigo un nuevo paradigma. Todas las esperanzas del pueblo estaban puestas en las intervenciones poderosas de Dios, que impondría su autoridad-poder y justicia destruyendo los enemigos de Israel. Ante las palabras de los profetas y los escritores apocalípticos, nadie podía pensar distinto. Pero Jesús es distinto, porque encarna un Dios que hace justicia sin destruir la vida, que no rechaza los pecadores e incluso se sienta con ellos. La justicia llegará porque el poder y la autoridad se esgrimen para redimir al oprimido, para abrir los ojos de una sociedad ciega, para colocar lápices en las manos, para que haya una fe que alimente la esperanza de una promesa real y no absurda. Ello desafía la teología puertorriqueña, que sí tenemos, Latinoamericana, Caribeña etc., para que sea nuestro quehacer como líderes. Que esa teología sea “un hacer por la realidad de Dios”.[11] Entender, desde nuestro liderazgo, que hay un contexto que provoca una reinterpretación bíblica. Porque dice el Dr. Reinero, que desde ese quehacer es “la educación teológica la que tiene que ser misiológica”. Lo que implica que la teología sea ecuménica porque Dios se revela donde quiere y a quien quiere. Minimizar la acción reveladora de Dios es hacerlo “ídolo”, según el Dr. Reinero. Cuando Dios se revela ese mensaje es liberador y esperanzador lo que desplaza de manera indirecta el poder y la autoridad a función mediadora para dicho fin y no opresora para el fin. Son muy diversos los colores, olores, y sabores del quehacer teológico. Es un genuino carnaval de la inteligencia de la fe. Igualmente renacen los integrismos y fundamentalismos dogmáticos en incontables disfraces. El fundamentalismo evangélico desemboca casi inexorablemente en la idolatría de la letra sagrada, pilar hermenéutico, por un lado, del oscurantismo intelectual y, por el otro, de variadas represiones humanas.[12] Eso no significa que tengamos un desastre teológico, sino más bien revela que hay una teología que se enmarca en un distanciamiento histórico-social y otra teología que no dobla sus rodillas al fundamentalismo, a los disfraces y mucho menos a una interpretación confesional y superficial. Aquellos líderes que utilizan su altar para idolatrar la letra sagrada, como le llama, Luis Rivera Pagán, “no inmolan corderos sino vidas humanas”.[13] Estamos, como líderes, ante un poder y una autoridad colonial que se ha insertado en la conciencia, que parece afirmar el “Destino Manifiesto” como una palabra sagrada. ¿Qué de las autoridades eclesiásticas que legitiman y proclaman la opresión, el que hay que hacer silencio, el que no nos podemos hacer participe de las luchas sociales porque es mejor orar? Esto es lo que provoca que el liderato sepa manejar su “poder y autoridad” para elevar la conciencia que duerme ante los actos terroristas de quienes lanzan desde donde dicen que Dios está un mensaje fuera de tiempo. Por eso es que de la forma en que Jesús fue el foco reinterpretativo del Nuevo Testamento, debemos ser nosotros/nosotras en nuestro contexto cultural puertorriqueño. Reinterpretar en la palabra sagrada se tornará en nuestra teología pastoral para un “acercamiento del Reino de Dios” a nuestra sociedad. Nuestro liderazgo debe; …insertarse a la agenda de construir una sociedad más justa y auténticamente humana, tiene que asumir un compromiso propio y radical con la creación de una condición humana que encarne plenamente los valores del Evangelio de Cristo… Hoy la iglesia está desafiada a encontrar su propia voz y su propio carácter a fin de poder establecer un espacio de credibilidad y eficacia.[14] Ante lo dicho el poder y la autoridad asumen una postura, en la pastoral, de complicidad con la historia, con el futuro, con la Biblia misma, con las culturas, con la diversidad de fe, desde una reinterpretación sagrada e inclusiva. Si la autoridad y el poder son manejados desde el altar para manipular seremos los más miserables de la sociedad en que vivimos. No podemos jugar a ser líderes de templo porque el prójimo está siendo salteado y robado. No podemos ser líderes con poder y autoridad legítima, si no lo utilizamos para levantar, para restaurar, para dar pan, para hacer justicia, porque nos habremos convertido en los dictadores de lo sagrado, en los que se han adueñado de una supuesta verdad. Volvamos a leer, escribir y reflexionar sobre los Escritos, como Jesús, para que el mensaje sea con el ejemplo de la vida. Este tipo de acción no está confinada a las palabras elocuentes; se mueve de la palabra a la acción, ahí hay poder y autoridad, del <<Kerigma>> a la <<diaconía>>, ahí hay liderazgo, de la predicación al servicio cristiano, ahí está nuestra praxis, del anuncio evangélico a la denuncia profética, ahí tiene que haber poder para hacerlo, de la implantación de la justicia al disfrute de la paz esa es nuestra misión pastoral. La teología es una reflexión, una búsqueda, un entendimiento de Dios. Por eso el legado de la escritura pastoral afirma la historia, y nuestro quehacer teológico. Quisiera concluir con la siguiente cita: … haber condenado solo de oír que la tierra daba vueltas alrededor del sol, deberían haber profundizado seriamente y con espíritu de fe en las consecuencias de tan grande descubrimiento; con un poco de humildad se hubiesen sonreído ante su infantilidad al creer que este diminuto planeta era la obra maestra de Dios; en vez de ir contra la fe, el hallazgo científico les hubiese agrandado infinitamente la idea de Dios Creador. Me imagino que a todos esos científicos, que a lo largo de la historia han tenido que enfrentarse con alguna condenación de los jerarcas, o por lo menos con su falta de simpatía, se les habrá ocurrido lo mismo que a Don Quijote de la Mancha al encontrarse con el cura de marras: <<Sancho hermano, topado hemos con la Iglesia>>.[15] Los encuentros que tenga el liderato religioso con la sociedad deben ser espacios de crecimientos y de coexistencia pero no de condenación por la autoridad-poder que posea. Deben ser como los del Quijote con Sancho, que antes de toparse con la iglesia ya eran hermanos. Bibliografía: Collazo, Luis G. Espacio para Dios: Desde Albizu Campos hasta Julia de Burgos. San Juan, Puerto Rico: Seminario Evangélico de Puerto Rico, 2001. Freixedo S. ¡Mi Iglesia duerme! Un libro no apto para católicos satisfechos, una añoranza de otro cristianismo. 5ta. Ed. San Juan, Puerto Rico: Isla. Gutiérrez, Gustavo. Teología de la Liberación, perspectivas. 14 ed. Salamanca, España: Ediciones Sígueme, 1977. Harrison Everett F. Diccionario de Teología. 4ta ed. Jenison, MI. EU: T.E.L.L., 1993. Pagola, José Antonio. Jesús, Aproximación histórica. Buenos Aires: Claretiana, 2009. Reimpresión. Argentina: Ed. Claretiana, 2010. Rivera Pagan, Luis. Teología y cultura en America Latina. Costa Rica: Ed. UNA, 2009. Rodríguez, José D. Introducción a la Teología. 2da. Ed. México, D.F.: El Faro, 2002. Rosa Vélez, Ángel. Escribir lo divino, una fe que busca entendimiento. San Juan, Puerto Rico: Isla Negra, 2009. Sánchez Cetina, Edesio., ed. Enseñaba por Parábolas, Estudio del género <<parábola>> en la Biblia. Silva Gotay, Samuel. La Teología de la Liberación; implicaciones para la Iglesia y para el Marxismo. Santo Domingo: Ediciones de CEPAE, 1985. [1] Harrison, Everett, ed. Diccionario de Teologia. 4ta. ed. (Jenison, MI: T.E.E.L, 1988), 415. [2] Ibid., 74. [3] BJ. [4] Gustavo Gutiérrez, Teología de la Liberación, perspectiva (Salamanca, 1972), 111. [5] Samuel Silva Gotay. Teología de la Liberación: implicaciones para la iglesia y para el Marxismo, (Santo Domingo: CEPAE, 1985), 137. [6] Ibid., 137. [7] Ángel Rosa Vélez. Escribir lo divino, Una fe que busca entendimiento: Hacia una pastoral del entendimiento, (San Juan, Puerto Rico: Isla Negra, 2009), 23. [8] Gotay. Teología de la Liberación: implicaciones para la iglesia y para el Marxismo, 137. [9] José David Rodríguez. Introducción a la teología, (México: El Faro, 2002), 121. [10] Paráfrasis de Génesis 2.19, (BJ) [11] Reinero Arce. Presentación Oral: Diálogo teológico, (San Juan: Seminario Evangélico PR., 2012). [12] Luis N. Rivera Pagán. Teología y Cultura en America Latina, (Costa Rica: Las Paulinas, 2009), 18. [13] Luis N. Rivera Pagán. Teología y Cultura en America Latina, (Costa Rica: Las Paulinas, 2009), 18, citando a Juan José Tamayo Acosta, Fundamentalismo y diálogo entre religiones (Madrid: Ed. Trotta, 2004). [14] Luis G. Collazo. Espacio para Dios: desde Albizu Campos hasta Julia de Burgos, (San Juan: 2001), 97. [15] S. Freixedo S.J., Mi Iglesia duerme, (San Juan, Puerto Rico: Isla), 93-94.
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AutorPastor José Báez Báez Categorías
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September 2017
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