"un ca-fe
con dios"
Rvdo. José L. Báez báez
Haz clic aquí paLa narración de Marcos presenta algunos problemas textuales. Hubo tres aldeas denominadas, respectivamente, Gadara, Gerasa y Gergesa. Las tres aparecen en uno que otro de los textos antiguos sinópticos. Haz clic aquí paTodas están localizadas cerca del lago aunque en diferentes localidades. Con todo, Marcos se refiere únicamente a «la región» (v.1) más tarde le llamará Decápolis (v.20): la confederación de (diez) ciudades helenísticas en el lado oriental del Jordan. “Gadara era una fortaleza importante de origen helenista que se encontraba al sudeste del lago, en las actuales ruinas de Um el-Qeis. Gerasa (de génontes, veteranos, fue una ciudad helenística al este del Jordan, de origen alejandrino. Sus impresionantes ruinas se encuentran en el actual Jerash”.[1] Puede ser que el lugar fuese una antigua ciudad llamada Gergesa, en las inmediaciones de Tiberiades, que hoy se identifica como Kersa (Jersa). Según el original dice gadarenos en Mateo 8:28, gerasenos aquí en Marcos 5:1 y gergesenos en Lucas 8:26. Para localizar el lugar donde Jesús arribó, resulta útil una descripción como la que se da en los Evangelios (Mt. 8:28, 32; Mr. 5:2, 13; Lc. 8:27, 33).
Sabemos que era una región de cuevas usadas como sepulcros, y que una empinada colina descendía bruscamente hasta la orilla misma del agua. Esta descripción no se ajusta a Gerasa, ciudad situada a unos cuarenta y ocho kilómetros al sudeste del Mar de Galilea. Pero la descripción del lugar coincide con Khersa, que muy bien podría identificarse con la ciudad donde habitaban los gerasenos. Podemos suponer que la ciudad de Gadara por decirlo, era la capital de todo el distrito. Estaba situada a unos pocos kilómetros al sudeste del lago, aunque llegaba hasta la orilla. Entonces las diversas designaciones geográficas comienzan a adquirir sentido. Además, Khersa estaba situada en la ribera oriental, a unos diez kilómetros diagonalmente (por el lago) hacia el sudeste de Capernaum. En dicho lugar existe efectivamente una colina que desciende abruptamente hasta el mar. También hay muchas cuevas— visibles aun hoy día—adecuadas para ser utilizadas como sepulcros.[2] Esto indica que ciertamente el lugar es un tanto problemático ante tanta diversidad geográfica. Consideramos que el lugar era gerasenos considerando que muchos autores están de acuerdo en que el original pudo decir gerasenos. Es muy probable interpretar que el término, Gadara, sea genérico y aplicado a la toda la comarca en esta zona. Lo que si está claro es que es un área pagana. 1.1 Endemoniado Mateo menciona dos endemoniados, mientras que Marcos y Lucas hablan de uno solo esto sigue siendo un dilema pero no pretende contestarlo en este pasaje. Se supone o considera que el endemoniado a quien Marcos y Lucas hacen referencia era el líder y portavoz de los dos, pero esto no es más que una suposición. Debe notarse, sin embargo, que estos dos evangelistas no afirman que fue solamente un endemoniado el que se encontró con Jesús en aquel día. Nadie, por tanto, tiene derecho de hablar de que Mateo contradice lo dicho por Marcos y Lucas. La expresión es (un hombre) indicando que no podemos concluir que era el único. Veamos el siguiente análisis, el endemoniado “vino al encuentro” de Jesús en el momento en que desembarcaba; es decir, “inmediatamente”, “enseguida”. Agréguese a este hecho, que en los versículos 3b–5 Marcos describe a este hombre como una persona muy violenta (Mt. 8:28), y tal inferencia se justifica por la forma impetuosa en que desplegó su fiereza abalanzándose sobre Jesús. Entendemos que se lanzó con furia contra los que habían llegado. Y para colmo, ¡desnudo! Hay que ver Lc. 8:27. Es importante mencionar que su campo es la impureza y la muerte. Este es el lugar al que pertenece socialmente. “La contraposición, al principio únicamente esbozado, de un poseso de aquella comarca con Jesús, da paso a una descripción detallada de la lamentable situación de aquel hombre. Es doblemente maldito e inmundo pues está habitado por un espíritu inmundo y habita en los sepulcros”.[3] Ante las anteriores aseveraciones podemos dar por sentado que había un juicio social sobre quienes vivían como aquel hombre. Gnilka considera que esta narración tiene un trasfondo con una diversidad de contactos en Isaías 65:1-7, aunque es impreciso el acercamiento. 1.2 Los sepulcros Los sepulcros constituían el “hogar” de este hombre, y se mencionan nuevamente en los versículos 3 y 5. Tiene todas las características de un enajenado mental, que, según el Talmud, son las siguientes: si alguien va de una parte para otra durante la noche; si pasa la noche en un sepulcro; rasga sus vestiduras y destruye lo que se le da. La descripción impresionante de la miseria del hombre atormentado forma parte del estilo de un buen relato de curación[4]. La llegada de Jesús a esta región es fundamental, vital, para identificar lo que estamos buscando en este trabajo. En realidad, según se ve en el original, los versículos 3–5 deben considerarse juntos, y dan una descripción muy realista de esta persona “feroz” o furiosa: Definitivamente se trata aquí de un endemoniado y no sólo de un maniático. El escenario que Marcos presenta es aterrador. Describe a un hombre que es víctima de la posesión demoníaca asociada con la indiferencia y la impotencia humanas. Esto, porque en realidad se percibía maldad en las personas que siempre le ataban. Pero al fin, la gracia y bondad divinas vienen en su auxilio y sale triunfante. La bondad de Jesús contrasta sorprendentemente con la insensibilidad cruel de los demonios y los hombres. La gente creía que las tumbas eran los lugares de residencia preferidos por los demonios. Aunque, eso es cuestionable. De este modo, se establece una conexión entre la muerte y la posesión demoníaca. Como ya se ha indicado, el hombre que aquí se describe había vivido en la ciudad. Pero poseído por demonios, ahora vivía entre “los sepulcros”. Este término se refiere probablemente a cámaras mortuorias abandonadas, excavadas en los costados de los acantilados. Habitualmente, de cuando en cuando, durante la noche y el día, sus gritos estridentes resonaban pavorosamente de caverna en caverna cerca del litoral, llenando de terror el corazón de cualquier viajero que se acercarse. La mayoría de la gente eludía aquellos lugares (Mt. 8:28b). NO era bueno pasar por eso lugares, se considera que ya era una tradición. Además, en medio de sus horribles gritos, el endemoniado aumentaba su mal cortando su cuerpo desnudo con las afiladas bordes de las piedras quebradas. Este acto no era un acto que se pudiera describir como dominio propio, sino como alguien que está fuera de control. Ese acto es lo que provoca el susto y la ansiedad en quienes le ven. 1.3 Los vecinos y el endemoniado Parece ser que lo único que les preocupaba, a los vecinos, era su propia seguridad y protección. Por esta razón, siempre estaban atándole de pies y manos. Pero no importa cuántas veces recurrieran a esta medida de protección, nunca estaban tranquilos porque él rompía las esposas, y los grillos de los pies saltaban hechos pedazos. En realidad, absolutamente nadie fue capaz de dominarlo. Era un dominio sobre un ser humano prácticamente total, y lo agradable es que el salto de Jesús desde la barca sería la oportunidad para un milagro. Y sobre todo un cambio y liberación sobre lo obscuro, sobre la muerte, sobre los porqueros y quienes rechazan. La liberación o la sanación estaban a punto de ocurrir.
El hombre infeliz, poseso, endemoniado, cautivado entre otros adjetivos, es atraído por Jesús como un imán, dice Gnilka. Cuando se postra delante de Jesús, ha reconocido ya la soberanía y la superioridad de éste. De manera que esto repercute en que no hay una lucha entre el exorcista y el endemoniado. Además, el demonio emplea otro título en su expresión. Designa a Jesús como «Hijo del Dios Altísimo» y confirma con ello que los demonios están en condiciones de reconocer la alteza de Jesús. Aunque dice el nombre no tiene control sobre Jesús, aunque pueda ser así. Según, Gnilka en la antigua literatura mitológica rarísima vez el demonio menciona el nombre del exorcista, y menos cuando este es de cualidad divina. Lo que dicen los demonios se convierte en lo que escuchan los que oyen. Esto que menciona Gnilka es sumamente importante para entender la expresión del endemoniado. El predicado «Hijo del Dios Altísimo» se refiere a un nombre divino que tiene su prehistoria en la confrontación del judaísmo con el helenismo, y que está emparentado con las denominaciones divinas «Dios del cielo» o «Señor del cielo», y en el nuevo testamento, comprensiblemente, rara vez se utiliza. 2.2 Confrontación con Jesús Se considera que el versículo 6 contradice el versículo 2. Según el versículo 2, cuando Jesús sale de la barca el endemoniado se halla allí mismo, mientras que según el versículo 6 todavía se encuentra a bastante distancia. Algunos piensan que este argumento crea un conflicto donde no existe. Es del todo legítimo interpretar el relato de Marcos como queriendo decir que antes que la barca llegara a la orilla, el endemoniado “desde lejos” observó atentamente la barca que se aproximaba, después se acercó corriendo y salió al encuentro de Jesús en el momento en que éste descendía de la barca. Tal vez algo más difícil de comprender sea la conducta, si es conducta, del endemoniado. Aparentemente tiene contradicciones: primero le vemos abalanzándose con ánimo hostil; luego se echa a los pies de Jesús y le adora; para cambiar enseguida otra vez de actitud y lanzar de inmediato un siniestro grito. Si decimos que, a fin de cuentas, lo que se espera de un endemoniado es justamente una conducta irracional, probablemente sólo entregamos una solución a medias. E incluso no tengamos una solución si esta conducta es irracional. También se debe señalar que cuando este hombre comenzó a correr hacia el grupo formado por Jesús y los apóstoles, todavía no había reconocido a su líder. Cuando este hombre, en realidad, los demonios que había en él, representados por su portavoz, le reconoció de una forma que va más allá de lo que podamos entender humanamente. Su primera reacción ante la majestad de Cristo fue de un temor reverencial que le indujo a postrarse. Algunos autores consideran que la postración es solo una forma de controlar la situación, mientras otros comentan que es reconocer la autoridad de Jesús. Sin embargo, el demonio que hablaba en nombre los demás expresa que Jesús era, después de todo, su gran Adversario, aquel que había venido a la tierra con el propósito expreso de “destruir las obras del diablo” (1 Jn. 3:8). Entonces, utilizando la boca de aquel hombre, digo utilizando porque está dominado, dio rienda suelta a sus sentimientos de odio, frustración y desesperación con una exclamación: ¿”Que tienes conmigo, Jesús, Hijo del Dios Altísimo”? En otra versión dice: ¿”qué tengo yo contigo, Jesús, Hijo del Dios Altísimo”?[5] Véase en ambos casos el estridente y encolerizado grito, la confesión de la deidad de Cristo, y el temor de que incluso en aquel mismo momento Jesús tuviese el propósito de torturar a sus infernales adversarios. Luego esta el comentario: “no me atormentes”. Aunque a veces los humanos hacen todo lo que pueden para negar la deidad de Cristo, no ocurre así con los demonios; nótese el Maestro recibe un título extraordinario de parte del portavoz de los espíritus inmundos que moraban en aquel hombre. ¡Le llama nada menos que Jesús, “Hijo del Dios Altísimo”! Y exactamente esto era y es Jesús. Es posible que inmediatamente después de esta exclamación Jesús le dijera, más de una vez, al demonio que representaba a los demás: “Sal del hombre, espíritu inmundo” (ver v. 8). En lugar de obedecer inmediatamente, el demonio respondió, “Júrame por Dios que no me atormentarás”. La esencia de esta desfachatez se refleja de forma más suave en el pasaje de Lucas, “Te ruego que no me atormentes”. Lucas atenúa el evento y no es tan dramático como Marcos. Es lugar para demostrar que Jesús trató personalmente con un demonio y dice: “sal del hombre”. Este acto nos revela una expulsión demoníaca, sin embargo esto solo fue lo que dijo y hay que analizar lo que esta pasando. Por otro lado, Mateo deja pasar en silencio la petición del demonio para que Cristo se comprometiese mediante juramento. Mateo omite el juramento. Mateo interpreta el chillido con el significado de, “¿Has venido a torturarnos antes del tiempo establecido?”. El juicio final no es todavía y los demonios creen que ciertamente, quien esta frente a ellos es la verdadera autoridad, quien les echara al infierno. Allí cesará para siempre y está determinado para ellos su castigo final y más terrible. El temor de los demonios es “al abismo” o “mazmorra”, esto es, al infierno, lugar donde Satanás está retenido. 2.3 Identificación de demonios y expulsión El relato sigue: 9. Entonces le preguntó, “¿Cómo te llamas?”. Ahora tenemos a Jesús con una pregunta que no contesta la del demonio, sino que cambia la conversación. Jesús no da respuesta de su propósito, sino que indaga la identidad del demonio o el portavoz de los demás. Entre los comentaristas se puede encontrar estas respuestas: a. Varios evitan solucionar el enigma. b. Otros consideran que conocer el nombre del demonio era destruirlo por su propio nombre. Esto puede ser objetado porque Jesús no necesita identificar al demonio ya que eso seria como subestimar el poder y la autoridad de Jesús. c. Algunos afirman que llamarlo por el nombre era para que los discípulos lo vieran. Dicha respuesta revelaría que no era una simple posesión sino una gran posesión. d. Aunque no podemos estar del todo seguros, la mejor respuesta es la que sugieren de una forma u otros varios expositores. En suma, es la siguiente: Jesús desea revelarle al hombre endemoniado la gravedad de su situación. A fin de liberarlo de ella, desea tranquilizarlo y fortalecer la consciencia de su verdadero yo. Desea arrancarle de esa relación estrecha, casi identificación, con el demonio (o los demonios) que por tanto tiempo le había dominado. Él respondió, “Mi nombre es Legión, porque somos muchos”. La respuesta indica la profundidad de la miseria del endemoniado y la cantidad. Está bajo el control no de un solo demonio, portavoz de los demás, ¡sino de toda una legión! No debemos tomar la palabra “Legión” en forma literal, como si el pobre hombre hubiese estado bajo el control de no menos que 6,000 demonios. Indudablemente que aquí el significado es figurado: un número muy grande. Entiéndase una exageración de Marcos. No podemos olvidar que el estilo de Marcos es un “estilo popular, aun cuando no se eleve a las normas literarias de los muy cultos”[6]. También su estilo dramático enfatiza su intención. Entonces el término “Legión” puede evocar la visión de un ejército invasor, de crueldad y destrucción como alegan muchos. Sin embargo, hay otra tesis que considera lo siguiente: Si no apareciesen ellos, no habría dificultades. Pero con esos dos mil cerdos que hay que colocar en su sitio, esto se convierte en <<una de las narraciones más extrañas de Mc.>>. Los más radicales lo confinan en el mito. Algún otro admite que, sí, en el origen debía ser un simple relato de curación o de exorcismo, al que se le pegaría la cola bastante burda de una leyenda popular sobre el tema de <<un demonio enjaulado>>. Y así como para los hebreros[sic] los cerdos son animales detestables por impuros, a algún <<piadoso israelita>> no le ha parecido verdad aprovechar la ocasión para eliminar a dos mil de un golpe (junto con el demonio). Un estudioso de la categoría de J. Jeremías… nos ofrece un retazo atrevido de esta <<criba>>, demostrando cómo los dos mil puercos nacieron de un… error de traducción…[7] Entiéndase que un error de esa envergadura seria la fisura para grandes investigaciones y que no dudan muchos en que sea así. Es notoria l exaltación de Pronzato de afirmar que esto es una justificación para atribuir la razón de la expulsión de una legión y por consecuencia qué mejor que puercos, detestables por el pueblo judío. Para afirmar lo antes expuesto dicho autor, Pronzato, considera que esto es asunto de una palabra y que por una palabra cualquiera se equivoca: Más o menos así. La palabra aramea ligjona significa lo mismo legión que legionario. El espíritu inmundo habría respondido a Jesús: «me llamo soldado, porque hay muchos como yo». El traductor, sin embargo, habría escrito <<legión>>. Por tanto, además de colocar un regimiento entero en el pobre hombre de Gerasa, se habría visto obligado a renglón seguido a encontrar una colocación inmediata al número, una vez que Cristo los habría echado. ¡y he ahí la leyenda de los dos mil cerdos![8] Los comentarios de Pronzato son interesantes y presenta un panorama distinto al que normalmente se ve. Es que una legión pudo ser escrita por error aunque no todos los comentaristas alegan dicha aseveración. Parece una tesis que convence. Aunque se pretenda en este trabajo hablar de expulsión y curación es una realidad que esta postura es vital. En ese sentido es necesario ver lo ocurrido.
Los demonios no sólo desean permanecer lejos del abismo, sino que desean permanecer precisamente en esta región, porque es región de sepulcros, esqueletos, abandono, muerte y destrucción. Aquí se sienten “cómodos”. Esa comodidad es interrumpida y si es mucho el tiempo que tenían dentro de ese hombre y en esa región supongo que consideraban bien quedarse en esa zona. Acostumbramos asociar los ángeles buenos con el bien y los malos con el mal y decimos que los buenos están en el cielo y los malos en el infierno. Ese pedido es razonable. 3.2 Jesús les da permiso Así pues, al final, los espíritus inmundos obedecieron realmente la orden de Cristo y salieron al ato de puercos. En contestación a su petición (v. 12), Jesús les dio permiso. De modo que salieron del hombre y entraron en los cerdos. Resultado: la piara de dos mil se precipitó en tropel por el despeñadero. Este hecho se ha interpretado de varias formas: El exorcismo de Jesús provocó una estampida entre los cerdos; el relato ilustra el motivo del demonio vencido; se considera que un relato sobre un exorcista judío fue transferido a Jesús. El problema es que el relato atribuye una acción destructiva a Jesús. Parece implicar que la destrucción de los animales produce la destrucción de los demonios. Bueno eso es interesante analizarlo. Mc da una visión casi de película y es como si llevara al lector en cámara lenta: “dio, salieron, entraron, precipitó”. Es como si, en rápida sucesión, hubiese mostrado cuatro fotos instantáneas. Y entonces se nos muestra una película en cámara lenta: de uno en uno vemos los aproximadamente dos mil puercos ahogándose en el mar, hasta que todos hubieron muerto. Es una forma extraordinaria de Mc. presentar lo que desea como escritor. Pero como todo existen unas consecuencias en este proceso de Jesús que provocan también otra expulsión, pero ya no de demonios sino del exorcista.
La reacción ante el suceso fue muy variada y podemos sospechar la exaltación de los porqueros. En primer lugar se menciona a los porqueros como los testigos directos. Sólo en este momento adquieren ellos importancia para Mc. Ellos huyen llenos de espanto y dan a conocer en la ciudad y en los poblados lo acontecido. Los más afectados son los propietarios de los cerdos, pero queda afectado también todo el lugar circunstante. Los que salen a ver se encuentran con Jesús y con el hombre sanado, que se ha liberado totalmente de su ser inquietante. En su juicio cabal. El que entiende es el que recibe a Jesús los porqueros solo se asustaron y salieron corriendo e informaron. Es que su sentido de valor es la posesión y no la liberación de una persona que pueda regresar a la sociedad. 4.2 Que Jesús se vaya de la región Los hombres que habían estado cuidando los cerdos debieron presenciar el encuentro de Jesús con el endemoniado. También vieron esfumarse la fiereza de aquel hombre, y constataron cómo esa furia se trasladó, por decirlo así, a los cerdos, lo que causó que se perdiera toda la piara en el agua. Los porqueros concluyeron correctamente de que fue Jesús quien había ordenado y permitido que todo esto sucediese. Había ordenado a los demonios que salieran, y les había permitido entrar en los cerdos. Los que cuidaban los cerdos no eran los culpables de la pérdida de la piara. Por tanto, los porqueros fueron corriendo a donde estaba la gente. Creo que había resentimiento con Jesús y miedo. Marcos habla de la gente que fue al lugar de lo ocurrido. Probablemente fueron a la mañana siguiente, dicen algunos comentaristas. ¿Qué es lo que ven? Ven a Jesús. También observan atentamente al hombre que había estado endemoniado. Indudablemente era el hombre que había estado endemoniado. Sin embargo, ahora ya no corría colina abajo sino que estaba sentado, allí, a los pies mismos de Jesús. Ya no estaba desnudo (Lc. 8:27) sino vestido. Y ya no se comportaba como un loco, gritando noche y día, y cortándose con las afiladas puntas de las piedras, sino que estaba en su sano juicio. El poder y la majestad de Jesús debieron cautivarlos, pero a su vez darles temor. Esta reacción estuvo lejos de calmarse cuando allí mismo, en el lugar donde todo había acontecido, los testigos oculares, porqueros y discípulos, explicaron los detalles de la historia: “lo que había sucedido con el endemoniado y con los cerdos”. Ahora después de escuchar lo mandan a salir de aquella región. Antes de irse Jesús dialoga con el gadareno.
Era lógico que este hombre quisiera conocer a Jesús, escucharle, hablarle incluso seguirle. La reacción del sanado se destaca positivamente de su entorno. El, que había tenido que vivir hasta ahora como una bestia, es el que entiende. Debe temer que la población no esté en condiciones de permitirle integrarse en la sociedad y pide ir con Jesús, poder convertirse en discípulo suyo. No se acepta la petición, pero se la sustituye con la encomienda de una tarea. El sanado tiene que ir a los suyos, a su casa. La conclusión del mensaje habla sobre la aceptación de este hombre a la sociedad. Ir es siempre un mandato agradable cuando la experiencia ha sido con el mismo Jesús. Hay quienes están más preocupados por su tranquilidad que por el bienestar de los demás. Ahora Jesús que siempre impone silencio le indica que divulgue lo que ocurrió con el. Como el primer misionero en tierras paganas este hombre se queda en aquella región. Con la salida de Jesús las cosas parecen haber quedado normales. Eso fue un evento que marcó aquella comunidad y más con un evangelista en su interior. Este hombre seguiría rompiendo grillos y cadenas pero ahora en otra dimensión. Dacápolis se torno en el escenario de trabajo ministerial de aquel hombre. Aunque en pedregales escarpados una semilla no crece, sino se quema, podemos decir que si Jesús la saca a tiempo se convierte en una oportunidad milagrosa. En conclusión podemos ver que esta perícopa provoca al lector a la investigación. El relato de Mc constituye un examen para nosotros. Se trata de indagar si la parte mas importante es la salida de los demonios a los cerdos o la impresión de hombre en su juicio y sentido lógico capaz de incorporarse en la sociedad. Destaca este relato una visión evangelística en tierras paganas. Una semilla que se siembra desde la liberación y que provocara la misión de este hombre y la nuestra. Pensar en liberación muchas veces está obstaculizado por el asunto de la perdida. Los porqueros perdieron, pero la liberación dio paso. A la gente no le gusta perder nada. La acción milagrosa de Jesús en este pasaje nos deja boquiabiertos y más cuando no fue que mandó los demonios a los cerdos sino que se los permitió. De manera que quien es culpable de la crisis no es Jesús, pues el solo dio permiso ellos entraron. Eso explica que la naturaleza toma partido cuando Dios se lo permite. Jesús esta más preocupado por sanar. El ser humano esta más preocupado por su bienestar. Esa es la razón de la expulsión demoníaca. Si la liberación humana es menos importante que los intereses humanos nuestra visión esta distorsionada o no funciona. Esto no termina con Jesús salir de aquel lugar sino con un mensaje testimonial. El riesgo de la aceptación es autentico, pero es mas peligroso no tener identidad. Aunque en aquel lugar no recibieran a Jesús por la identidad que le provee a aquel hombre la liberación seria chocante. Siempre que nuestro mensaje sea liberador tendrá grandes consecuencias incluso expulsiones de los territorios donde lo predicamos. En la verticalidad del mensaje de Cristo siempre hay riesgos y peligros. Lo predicamos así o lo acomodamos. Si esa liberación es cruzar territorios políticos o asuntos que supuestamente no nos compete, entonces a cruzar. El asunto de la liberación siempre habrá de recibir el grito del desespero, un grito angustiante, un dolor no atendido. ¿Estaremos dispuestos a llevar un mensaje liberador cuando los gritos sean muchos? Hay gritos que no son escuchados: “mujeres maltratadas, jóvenes asesinados, política corrupta, sexo rampante, exceso de pecado”. NO hay que preguntarles, ¿cómo te llamas?, sino que deben ser atendidos. Podemos prender la radio, la televisión, el Internet y escuchar el grito desesperante de una sociedad que nos necesita. Gadara está más cerca de lo que pensamos. La tranquilidad de la gente no permite que escuchemos los gritos de quienes andan en sepulcros y en oscuridad. Continúan habiendo sepulcros, gente vacía, viviendo atada, encarcelada en si misma y que se distancia por el rechazo de la sociedad. La liberación no se da por seguir, sino por testificar lo que Jesús hace en nosotros. Aquí hubo una liberación que representó las muchas liberaciones a que estamos llamados. Nuestro mensaje o el anuncio provocarán libertad si vamos a la necesidad de los alejados, marginados, enfermos etc. Jesús arroja las fuerzas del mal, pero nos corresponde mirar bien que con nuestros intereses no lo arrojemos a él de nuestra región. El dominio demoniaco tiene sus raíces en su zona privilegiada de manifestación, la liberación la tiene en la dignidad e integridad. Ellos, los gerasenos dijeron: “Señor, vete…” ¿nosotros que decimos? La expulsión de los demonios no puede ir con la expulsión de Jesús. Jesús siempre expulsará la injusticia, el alejamiento, y toda legión que represente mi dolor, el tuyo y el de todos. Tener a Jesús es tener libertad. De esta manera pretendemos decir que nuestra hipótesis fue distinta a todo lo encontrado en esta investigación. La realidad es que el evento del gadareno es solo acto que simboliza la obra liberadora de Jesús en todas las regiones del mundo. Es la afirmación del mensaje del evangelista y nuestro. BIBLIOGRAFIA: Aune David E. El Nuevo Testamento en su entorno Literario, Bilbao, España: Desclée de Brouwer, 1993. Balancin Martins, Euclides. Cómo leer el evangelio de Marcos, ¿Quién es Jesús? Trad. José Guillermo Ramírez. 2da ed. Bogotá, Colombia: Ediciones San Pablo, 2008. Belo, Fernando. Lectura política del Evangelio. Trad. Por Néstor O. Mínguez. Buenos Aires, Argentina: Ed. Tierra Nueva, 1984. Bravo Gallardo, Carlos. Jesús hombre en conflicto, relatos de Marcos en América Latina. Santander, España: Ed. Sal Terrae, 1986. 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1 Comment
luis Macuace
3/8/2020 04:15:57 pm
Interesante aunque, me he preguntado lo siguiente cuando jesus le permite a la legion de espíritus entrar a la cerdos cuando estos malos espíritus le suplicaban que no los fuera a enviar a un lugar lejano. ¿jesus tuvo misericordia de los malos espiritus? otra pregunta ¿la vida de un humano vale mas que la de dos mil cerdos? o mas bien ¿la vida de un humano vale mas que la de un animal inocente? ¿todos los seres vivos al ser creados por Dios todos no somos iguales e igual de sagradaos (es decir la vida)? y ultima pregunta que pena en el mismo capitulo versiculo 21 cuando jesus revive a una niña que se murió ¿porque le dice a la gente que no le diga a la gente de que hizo el milagro (aveces hace los mismo en determinados milagros y no entiendo el porque)?
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AutorPastor José Báez Báez Categorías
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