"un ca-fe
con dios"
Rvdo. José L. Báez báez
En Dios siempre hay esperanza...Lucas 23, 42 "Jesús, acuérdate de mí cuando estés en tu Reino".
A todos y todas nos llega el tiempo de la desnudez y la necesidad. El ladrón de la cruz estuvo en la desnudez y en la necesidad de la salvación. Lo que el ladrón no sabía era que allí donde impera la necesidad y la desnudez comenzó una cita con Dios. El dolor y los síntomas de la muerte revelan el rostro violento del rechazo y el desafío. Jesús lo experimentó cuando aquellos le decían: ¿No eres tú el Cristo? Sálvate a ti mismo y a nosotros? Son expresiones de dolor y rechazo que nos hacen cuando nuestras capacidades humanas culminan. ¿Por qué sufres si eres cristiano? Sacuden nuestra fe y minan nuestra esperanza quienes no viven en la espera de Dios. El amor de Dios para el ser humano es confianza en su libertad: es siempre dilatación de ese espacio de libertad, nunca asfixiante. Cuando la vida de ese hombre en la cruz, ya condenado y ya rechazado, Cristo reabre el camino al futuro con esperanza. "Hoy estarás conmigo en el paraíso". Lo que parece ser un encuentro desesperado y de última hora se tradujo en una posibilidad eterna. La experiencia que estamos viviendo en nuestra tierra nos lleva a pensar en el montón de encuentros desesperados que surgen. Las muertes violentas, los accidentes, las enfermedades que provocan muertes en días, las víctimas de quienes no aman la vida, etc. Revelan que necesitamos un encuentro con Dios ¡Urgente! No todo el mundo tiene la oportunidad de conocerle en el templo, a orillas de un lago, como Pedro, como la prostituta, en la casa del fariseo, como la samaritana, junto al pozo, etc. Ante lo imprevisto que es la vida y lo efímera que es está la pasión de Cristo: su muerte y resurrección ya están para siempre en nuestro corazón y en la vida de todo ser humano. Es por eso que este es el momento privilegiado de la posibilidad del encuentro, que se renueva y revela en los caminos desesperanzados y alejados de la salvación. Oremos: Dios y Señor de los encuentros humanos. Nuestra atropellada manera de vivir no permite que veamos lo frágil y efímero de la vida. Entre un día y el otro la vida es y ya no es. Solo te pido que allí donde los síntomas de la muerte han tocado a las puertas, la resurrección y la vida, es decir, tú, Cristo, abras camino a la salvación desde el conocimiento de ti en el corazón. Que en las fracciones de segundo, quienes te conocieron puedan recibir de parte tuya las mismas palabras esperanzadoras de aquel hombre, ya no ladrón, ante tus ojos. "Hoy estarás conmigo en el paraíso". Esto para que la esperanza sea el encuentro de cada madre huérfana, de cada hijo huérfano, de cada anciano abandonado, de cada víctima de asesinato, de cada víctima de violación, de cada maltratado, etc. Que puedas decirle hoy al que está crucificado y sin esperanza aparente, que tu palabra siempre trae una nueva esperanza. En el nombre de Jesús amén.
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AutorPastor José Báez Báez Categorías
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September 2017
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