"un ca-fe
con dios"
Rvdo. José L. Báez báez
Daniel, la oración y el mensaje misterioso Esta exégesis se realiza como requisito del curso de Exégesis de Daniel, en donde se analiza lo que ocurre en Daniel 9.1-27. Para lograr nuestro objetivo nos dimos a la tarea de investigar el contexto histórico, social, cultural y literario del pueblo de Israel en la época en que se redacta el libro de Daniel. Además analizamos a Daniel 9:1-27 utilizando la crítica de las formas (estructura, género, contexto vital y la intención) y el comentario, para conocer la esencia del texto. El asunto principal de este capitulo parte de la lectura del libro de Jeremías acerca de los setenta años, la oración de Daniel, la aparición de Gabriel y la profecía y la finalidad de las cosas. I. Contexto Histórico, social, cultural, teológico y literario
I. Introducción: El libro de Daniel en cuanto a la literatura apocalíptica en la historia del pueblo de Israel, es de los mejores según Richard Pablo, y está integrado en la primera parte o ketubîm (escritos) de la Biblia hebrea, pero en la segunda parte o nebi’îm (profetas) de la LXX. La última redacción del libro de Daniel, en la forma que contiene, se realizó para el 165 AEC, por ello el vidente puede redactar lo que ve: la profanación del templo, la instalación de un altar a Zeus Olímpico 167 AEC (Daniel 11:31 y 12:11), la persecución severa que se tuvo con aquellos que practicaban el judaísmo (Daniel 7:25; 11:28, 30) y la muerte de varios justos en la guerra de defensa dirigida por Judas Macabeo (Daniel 11:33-35).[1] La estructura apocalíptica del libro se logra mediante la combinación de una serie de historias acerca de Daniel y sus compañeros en el servicio del gobierno de Babilonia-media con una serie de visiones que revisan la historia del antiguo Cercano Oriente desde el exilio a 165 a. C., según Gottwald. Éste continúa diciendo que la interacción entre las historias y visiones es compleja. Las historias proporcionan un marco narrativo en las cortes reales unos cuatro siglos antes que los tiempos de los Macabeos en el exilio judío en el que Daniel funcionaba como un sabio intérprete de los sueños. Este mismo Daniel es el destinatario de las visiones que culminan el libro, pero ya no siendo el mismo sabio interprete, sino tan vulnerable a lo que ocurre como los demás. Al mismo tiempo, el Daniel de las historias sirve a los monarcas extranjeros y los exegetas de sus sueños de una manera que establece la dinámica y los ingredientes principales de la situación de conflicto que surgen en la visión. Las relaciones de Daniel a Nabucodonosor, Beishazzar (= Nabonido), y de Darío son, en general, cordial y positivo, pero se nos ha dado destellos de la rabia persecutoria y arrogancia de los reyes que nos preparan para la agudización del conflicto en las visiones, claro no olvidemos que es totalmente temporal porque el Reino de Dios se impone. Por otro lado, cuestiones de identidad que había sido de critica importancia para los Judeos, cuando decimos importancia es durante el período persa que se levantó de nuevo como la fuerza cultural del helenismo incidido en Judeos, tanto en la diáspora, en particular, Alejandría, y en la patria. Los libros de los Macabeos, que reflejan las condiciones del siglo II a.C, abiertamente dan testimonio de la lucha entre la helenización forzada y Judeos en la tierra. El libro de Daniel también refleja esta crisis. Sin embargo, las referencias históricas de Daniel son menos evidentes, una característica que permite el libro para hacer frente a una gama más amplia de cuestiones.[2] En cuanto a las dos partes de Daniel podemos ver lo siguiente: Daniel se compone de dos tipos de literatura, cuentos cortos en los capítulos 1-6 y visiones apocalípticas en los capítulos 7-12. Cada forma de la literatura ofrece una perspectiva religiosa sobre la crisis que enfrentan aquellos que tienen el reto de seguir siendo fieles a su fe. Los relatos, que son anteriores a las visiones, establecen un héroe judío, Daniel, o personaje piadoso, en situaciones de conflicto cultural. Estos individuos se enfrentan a un difícil dilema. Se adhieren a la práctica judía o van a sucumbir a lo que es extranjero. En ocasiones, la elección es de vida o muerte. La literatura apocalíptica ofrece un nuevo espacio de la visión teológica en el judaísmo. Sin embargo debemos echarle un vistazo. La literatura apocalíptica nace mientras el movimiento y literatura profética disminuían al final del período persa. De acuerdo al Prof. G. Ramírez existe diferencia entre la literatura apocalíptica y la profética. Entiendo que partiendo de la premisa de cuál es diferencia podemos visualizar la interpretación, aunque sea desde una aproximación. Entre esas diferencias podemos mencionar que: “mientras la literatura profética mayormente fue oral en sus orígenes, la literatura apocalíptica surgió en forma escrita desde sus inicios; mientras que la finalidad principal de la literatura profética fue denuncia los pecados e injusticias del pueblo y llamarlos al arrepentimiento, por otro lado, fue dar esperanza y motivar a la fidelidad y a la resistencia ante las fuerzas del mal. A la literatura apocalíptica le gustó emplear pseudónimos, figuras simbólicas y expresar su mensaje a través de visiones con mucha frecuencia de lo que observamos en la literatura profética[3]. Esto revela que la manera de interpretar lo profético y lo apocalíptico es distinta. Incluso sus intenciones son distintas. La literatura apocalíptica es un género literario muy particular. En la literatura apocalíptica hay también unos rasgos característicos: el dualismo, entre el bien y el mal; la escatología, en los últimos tiempos; las figuras simbólicas, sus figuras representaron sus ideas y las figuras angelicales. ¿Qué es Daniel? ¿Dónde lo debemos ubicar? ¿Es Daniel apocalíptico o es profético? ¿Es una fusión literaria? ¿Contiene la idea de un pueblo y la forma futura? Bueno para ello es necesario sumergirnos en las intensiones del texto. Los cambios producidos por el imperio de Alejandro Magno reflejaban su cosmología. El libro de Daniel es único en su género. El lugar que ocupa es controversial ya que en la Biblia hebrea no entra en la categoría de los “profetas” (Isaías, Jeremías, Ezequiel y los Doce), sino en los Escritos o “Ketubim”. En la Biblia griega está colocado entre los cuatro <<profetas mayores>>. De entrada observamos una apreciación secundaria de su género literario, ligada a su fecha de composición que hay que analizar en función de su contenido histórico-social. Todo tomó otro color desde el momento que el rey de Siria, Antioco III (223-187), amplia sus dominios anexandose la franja judeo-palestina. Judea queda incorporada a Siria y las dificultades eran la orden del día. Daniel 11 describe este periodo histórico. La continuidad imperial no se hace esperar. Bajo Seleuco IV, sucesor de Antioco, las necesidades financieras del reino llevan a Heliodoro, ministro del rey, a intentar saquear el Templo de Jerusalén pero la intervención divina se lo impide en 2Mac. 3. irónicamente, Heliodoro asesinó a Seleuco en el año 174. Sube al trono su hermano Antioco IV, representante de la dinastía seléucida, que tomó por sobrenombre (Theos epiphanés), que es “Dios manifestado”, quien toma decisiones que violaron la dignidad de la comunidad judía. Incluyendo construir un altar al dios Zeus en el templo de Jerusalén, como menciona G. Ramírez. Esto fue una crisis política y religiosa. Judea pierde lo que le queda de autonomía o autogobierno. Es por ello que esto tiene un matiz político. Se anexa a Siria, lo que provoca un movimiento helenizante que coexiste con los sacerdotes y los burgueses comerciantes. A esto le llamamos un triunvirato político religioso. Las prácticas de la Torah estaban distantes. Para el 183, Onías III sucedió a su padre, el sumo sacerdote Simón II el Justo[4], Fue asesinado. El hermano de Onías, Jesús, era simpatizante del helenismo, incluso heleniza su nombre llamándose Jasón. Se aprovechó de las circunstancias para usurpar el pontificado volviendo a instaurar las costumbres helenistas (2 Mac 4,7-17). Prefecto Simón se aprovecha de la misión que le confía Jasón para llevar dinero al rey y usurpa el pontificado expulsando a Jasón de Jerusalén (2 Mac. 4,23-29). Para el año 169 Antioco llega a Jerusalén y saquea el Templo (1 Mac 1, 16-24; 2 Mac 5,1-23). De manera que nos enfrentamos a un disturbio social, político y económico que repercute en la cosmología del pueblo judío. En cuanto a ese contexto literario y teológico podemos destacar lo siguiente. Uno de los problemas más visibles en el Libro de Daniel es el hecho de que es bilingüe, está en parte en hebreo y en parte en arameo. Este fenómeno ha dado lugar a numerosas teorías, lo que inevitablemente involucran cuestiones más amplias de la historia de la composición del libro. Estas teorías son de cuatro tipos, de acuerdo con J. Collins. A. Un solo autor compuso la obra en dos idiomas. Diversas razones para ello se sugieren, no muy convincentes: 1. Los capítulos arameo tienen que ver con los gentiles, sobre todo de Babilonia, la historia, mientras que los capítulos se centran en hebreo más estrechamente en Israel y el juicio final,''· 2. Las visiones hebreo estaban destinadas a un estrecho, un círculo de lectores más instruidos; 3, El autor cambia con el arameo en el cap. 2 Que informa las palabras de los caldeos, y simplemente sigue utilizando el mismo lenguaje a causa de su mayor comodidad hasta el cap. 8. La unidad de autoría ha sido sostenido por los defensores de ambos de un siglo VI, y de una fecha macabea". B. El libro fue compuesto en hebreo. Una versión aramea fue publicada casi al mismo tiempo, para el beneficio de aquellos que no sabían leer hebreo. Este punto de vista, se propuso con fuerza a finales del siglo XIX, pero apenas se ha encontrado los defensores del argumento de los últimos años. AA Bevan ese clavo que conocemos el judaísmo post-exilio favorece la suposición de que un Judío Palestinense de la época de los Macabeos, escribe en nombre de un antiguo vidente, naturalmente emplear la lengua hebrea nos lleva a la pregunta de la fecha y procedencia de los capítulos arameo de Daniel, y su suposición de que Enoc fue probablemente escrito en hebreo, según Collins. La teoría de Collins continúa diciendo que el libro fue compuesto originalmente en arameo, teoría ya dicha para finales del siglo 17. La combinación de los resultados de los idiomas de la corporación en los materiales más antiguos de arameo en una obra cuya etapa final fue compuesta en hebreo. Esta discusión es extensa. Los capítulos 8-12 dice Collins: Puede ser un poco más tarde de cap. 7 y provienen de una mano diferente, aunque de los mismos círculos. La vuelta al hebreo en este momento es de suponer que se explica por el entusiasmo de la época macabea. El producto final entonces era bilingüe El hecho de que el cap. 7 fue en arameo sirvió para unir el material de la época macabea a los cuentos antiguos. Tanto el autor como la audiencia presumiblemente bilingües, por lo que no había ninguna razón para traducir el resto del material arameo al hebreo[5]. Desde nuestra lectura es una excelente composición. Aunque se da una incorporación, es decir, una búsqueda para reconstruir el texto. Perspectiva Teológica - La teología de Daniel es apocalíptica. Es una respuesta a la pregunta sobre hasta cuándo durará la persecución. La apocalíptica es teología de resistencia, popular en segmentos importantes del pueblo judío. Junto con otros, Rainer Albertz enfatiza que la teología apocalíptica es expresión de una nueva “piedad de la pobreza” (Armenfrömmigkeit) con una gran fuerza revolucionaria según, Hans de Wit. El libro de Daniel, de acuerdo a H de Wit, es una gran elaboración teológica de la expectativa desesperada de que el tirano, finalmente, morirá y que los mártires serán reivindicados. Esto no desemboca en una teología fatalista. No, con todos los medios el autor apocalíptico trata de animar a sus lectores a no abandonar su actitud de lealtad. Lo hace desde la seguridad de que los torturadores no saldrán impunes. No tiene lugar la accion del enemigo, quien terndrá su castigo, de las mismas manos de Dios. El lector tiene una visión preliminar de la perspectiva teológica del libro en el capítulo introductorio, que Dios le dio el rey Joaquín de Judá, en manos de Nabucodonosor ("dejó caer...") (1:2), Dios también le dio a Daniel, literalmente, "a la gracia y misericordia" (1:9; "permitido … para recibir el favor y la compasión."), y Dios le dio a Daniel y a sus amigos el "conocimiento y la habilidad" que les permitió conservar su fe (1:17). Este énfasis en dar a Dios desde el comienzo inmediato de la señal de que el libro es principalmente sobre el poder de Dios y de la actividad y sólo en segundo lugar, sobre cualquier modelo humano de excelencia. La acción de Dios es soberana. Daniel y sus amigos existieron sólo porque Dios les ha dado "la gracia y misericordia" y que Dios les había dado los medios para hacer frente a sus retos con su fe intacta. La soberanía de Dios implica la libertad divina completa, por el Dios que dio a la gente en una situación de sufrimiento (1:2), probablemente como un juicio divino sobre el pecado (ver 9:4-19), es también el Dios que los libra de su terrible situación (1:9, 17), el Dios de juicio es a la vez el Dios de la gracia. El tema de la soberanía de Dios, introducido en el comienzo mismo del libro, es una que se repite en el libro, que es repetidamente la deidad llamada "el Dios de los dioses" (2:47; 11:36), "el Señor de los reyes "(2:47), y " Dios Altísimo "(3:26, 4:02, 17, 24, 25, 32, 34; 5:18, 21; 7:18, 22, 25, 27). Esa soberanía de Dios también da poder a los más débiles, aun estando cautivos. Los pequeños o debeles pueden llevar el mensaje del Reino en la tierra. En el 7.9-10 se describe la soberanía de Dios de la forma más conmovedora. Se trata en el capítulo la monstruosidad del poder del mal que ha llegado a ser tan abrumador, como si en el nacer del caos están amenazando una vez más para dominar el mundo. Sin embargo, el texto afirma que la soberanía de Dios sigue siendo un firme control en el tribunal, aun cuando algunos de esos monstruos seguirán siendo alrededor de "un tiempo y un tiempo" (7:12). El agente a través del cual el soberano divino frente a la amenaza persistente de mal vendrá "con las nubes del cielo" (713). En la mitología cananea como en la Biblia, las imágenes de uno que viene en una nube se utiliza para describir el aspecto divino de liberar a las personas en peligro (Deut. 33:26;. Salmos 18:10; 68:4, 33; 104:3; Isa 19:1). Claro, el texto no deja duda sobre el paralelismo que posee quien es como “hijo del hombre”. Es alguien especial, pero de quien no se espera la salvación. Sin embargo, para él, este simple mortal, "dominio, gloria y reino" se les da. A diferencia del dominio de los reyes que se pondrán a desaparecer (4:3 1; 5:20; 7:12), este dominio particular, no pasará. Además, a diferencia del árbol que simboliza el poder arrogante de Nabucodonosor que se destruye (4), este reino es como el reino de Dios que "no será jamás destruido" (6:26). La perpetuidad de ese reino y la acción soberana de Dios es vista en el foso de los leones con Daniel. Darío alaba "el Dios vivo" (6:2 6) y afirma el carácter eterno, del Reino de Dios, precisamente porque Daniel, quien es llamado "el siervo del Dios viviente" (6:20) ha sobrevivido, ya que Dios ha enviado un ángel para que cerrara la boca de los leones para que no se podía "herir" o "daño". Es decir, la "indestructibilidad" del siervo de Dios vivo (6:20) es una prueba del reino indestructible de Dios vivo (6:26). La supervivencia de los fieles, aunque sea muy vulnerable, los siervos de Dios es un testimonio del carácter eterno del Reino de Dios. De hecho, el reino eterno de la soberanía de Dios se manifiesta no en el poder de los gobernantes del mundo, pero sí en la supervivencia de la fe. La característica del Reino de Dios se pondrá en marcha en los regimenes del mundo que vienen y pasan contra uno que es eterno. Ese régimen, el quinto en el sueño de Nabucodonosor en el capítulo 2, está simbolizado por la piedra labrada, no por manos humanas de una montaña. Hay unos que son desplazados y ellos representan ese reino de humildes y pobres. El capítulo 2 termina con Nabucodonosor, que se llama "rey de reyes", confesando al Dios de Daniel como "Dios de los dioses" y "Señor de los reyes" (2:47). De hecho, el "rey de reyes" cae sobre su rostro, haciendo una reverencia ante un Daniel humilde en el exilio (Daniel 2:46-47). La piedra, que no tiene mano humana, derrumba los imperios y prospera a Daniel. Para el autor de las visiones apocalípticas de Daniel, los comandantes del ejército celestial están muy involucrados con sus homólogos terrestres en su lucha contra la las fuerzas del caos y la destrucción, los principados y potestades, ya sea mundano o supramundano (10:13-21). Así, aunque la historia parece estar dictada por alianzas humanas, los esquemas y las intrigas (11:2-45), las fuerzas divinas son, sin embargo la lucha por el bien de la humanidad y proteger al pueblo de Dios (ver 12:1). Sólo Dios es soberano de la historia, el que determina los tiempos y las estaciones (2:21; 7:12) y Dios es intima y actúa activamente con la humanidad en sus luchas, como los que se enfrentan los horrores de este mundo. Dios es, sin duda Santo y Trascendente en el libro de Daniel, porque Dios es llamado repetidamente "el Rey de los cielos" (4:37), "El Señor de los cielos" (5:23), "el Dios de los cielos" (2: 18, 19, 37, 44), "Dios en el cielo" (2:28). El Dios trascendente nos revela los misterios divinos a los seres humanos y Dios responde a la difícil situación de los mortales en la tierra. III. Crítica de la Forma:
I. Introducción y fecha 1-2 II. La oración de Daniel 3-19 A. Declaración introductoria 3-4ª B. La Oración 4b-19 1. Invocación y confesión 4b-11ª 2. Descripción del castigo divino 11b-14 3. Oración por la misericordia 15-19 III. La Revelación e Interpretación del Ángel 20-27 A. Declaración introductoria de las circunstancias 20-21ª B. Epifanía del Ángel 21b C. Discurso angelical 22-27 B. Género del Texto: 1. El lenguaje – Cuando uno va más allá de los seis primeros capítulos, sin embargo, uno se encuentra no una variedad de situaciones, sino una: un ambiente de terrible opresión de un tirano arrogante y blasfemo. Aquí encontramos un género muy diferente de la literatura. Los capítulos 7-12 ofrecen un enfoque distinto en la realidad cósmica, expresada en los idiomas y los simbolismos de los mitos, es decir, el lenguaje y simbolismos sobre los conflictos de poderes supremos de orden y caos. Un persistente énfasis surge en la divulgación, aunque sólo sea de forma incompleta, de los planes celestiales. Este tipo de literatura tiene su mejor ejemplo en el Nuevo Testamento en el Apocalipsis de Juan, la palabra, “Apocalipsis” que se deriva del significado sustantivo griego “revelación”. La profecía de Jeremías de la final desolación después de setenta años tiene que ser radicalmente reinterpretadas en el sentido de setenta periodos de jubileo (Daniel 9). Los elementos de la oración penitencial y el problema de la datación constituyen características esenciales. La primera lectura puede parecer que Daniel busca inteligencia, pero no es preciso. La plegaria penitencial brota en tiempos de calamidad del pueblo, en el destierro, que es la situación de Daniel, también en la persecución de Antioco, que es la situación del autor. La culpa de lo que sucede la tiene la gente por el pecado y no Dios. De manera que la oración del autor es comprometida y solidaria con los pecados históricos del pueblo. Esa plegaria incluye el perdón y la gracia realizadas por Daniel en un acto de intersección. Interceder es acto típico de los profetas (Moisés, Amós, Jeremías, etc.), y es significativa porque intenta traer a memoria las acciones que desembocan en lo que tienen y filtradas por Dios. Es la intersección entonces un apelo a la gracia y no a la justicia, pues es la consecuencia del pecado, pero Dios siempre actúa a favor de los necesitados. Los argumentos en contra de la autenticidad de la oración dependen de dos consideraciones. En primer lugar, el contexto exige una oración para la iluminación, por lo que la confesión de los pecados comunes recitados por Daniel es inapropiada. En segundo lugar, el principio y el final de la oración se caracterizan por la duplicación (vv 3, 4) y estos han sido tomados como costuras redaccional. Ninguna de estas consideraciones es decisiva. Daniel nunca pide aclaración sobre los setenta años, o incluso Jeremías expresa el desconcierto. Su reacción a la profecía es una de las dificultades, y por lo tanto la confesión tradicional de pecado y de la solicitud de la misericordia puede ser vista como bastante apropiado. Aunque parece que las crónicas están anunciadas, pedir a Dios es ver una alternativa a lo ya escrito o dicho. El género literario del capítulo 9 es muy distinto: se trata de una reflexión profética sobre las «70 semanas… de Jeremías 25,11-14. Una reflexión poética con matices políticos y sociales. Este texto había sido ya recogido y aplicado al final de la cautividad en 2 Cr 36,21 y Esd 1,1 y se puede ver Is 23,15.18).
Una introducción breve relato es seguido por la larga oración, que es una confesión comunitaria de pecado y de petición de clemencia. Entonces hay un breve epifanía (9,21), seguido por un discurso angelical (22-27). La narrativa, la oración y la epifanía son material introductorio que no conducen a la revelación. Lo que distingue a Dn 9 es que el discurso angelical constituye una profecía de Jeremías, en el sentido de reinterpretar el texto para una generación más tardía. El sueño es simbólico con una interpretación literal, pero claramente diferente. Es raro en la literatura apocalíptica judía. La relación entre el capitulo 8 de Daniel, el 9 y los siguiente 10-12 es estrecha. En el 8 comparte el asunto de la destrucción y en el 10-12 la epifanía, el discurso angelical y las preocupaciones sobre la violación del templo. La oración de Daniel es una pieza, que según Collins, puedo haber sido compuesta en cualquier momento después del exilio. Este tipo de oración no es nueva y entre los libros que las contienen esta el de Baruc. La liberación a través de la oración de Daniel y el arrepentimiento de la gente, no es en respuesta, absoluta, a la oración de Daniel, pues desde el momento de su inclinación ya había una respuesta. IV. Comentario: Intención del texto, se identifican los destinatarios Interpretación de la profecía de Jeremías I. Introducción y fecha 1-2 Se constata aquí que la lectura de los profetas del pasado no tuvo por finalidad, en los ambientes judeos, la de mostrar su intervención en la historia de entonces, sino la de arrojar una luz sobre los acontecimientos del tiempo presente. Puesto que Dios es el señor de la historia y puesto que el mensaje de los profetas es su misma Palabra, los textos proféticos conservan un sentido en todo el desarrollo del designio de Dios. Aquí se toma el texto de Jeremías (Jr 25,11-14). Jeremías prometía la caída de Babilonia y la liberación de Israel al cabo de un período simbólico de 70 años, o sea, lo que se pudiera interpretar como los diez períodos sabáticos (cf. Lv. 25,1-7.18-55; Dt 15,1-5). De acuerdo con 2 Crónicas 36:20-22, la profecía de Jeremías se refirió al período comprendido entre la destrucción de la templo en el año 586 aC y se cumplió en la restauración bajo Ciro (así también Esdras 1:1). Según Zacarías 1:12, de los años setenta extendió hasta el año segundo de Darío I de Persia (519 a. C.) .22 En la cronología de ficción de Daniel, cap. 9 se establece antes de la llegada de Ciro. Collins señala que el verdadero autor, sin embargo, escribió mucho después de que el cronista y Zacarías y deliberadamente rechazó la interpretación de la profecía. La datación en estos versos no es precisa o simplemente nos quiere mostrar algo. Tomarla en serio seria pecado, pero no hacerlo nos lleva al extremo, de manera que debemos analizar el tiempo de forma simbólica. Dario no era hijo de Jerjes, sino padre, no era medo, sino persa y reinó durante el 522 al 486. Es posible que entonces Daniel esté en Babilonia estudiando el oráculo de Jeremías. Entonces Zorobabel y Esdra no son la liberación esperada, pues lo imperios opresores continúan, así que el oráculo de Jeremías debe ser reinterpretado. Esta reinterpretación enfatiza lo importante de los libros sagrados. Si cambian los imperios, entonces es necesario releer los textos. Daniel es un sapiencial comentando a un profeta. La plegaria penitencial pertenece al tipo bien conocido y homogéneo del que son ejemplos principales Esd. 9, Nehemías, Dn 3 y 9, Bar 1-2 entre otros. El antecedente es la composición de la penitencia que ofrecen los salmos 50-51. La plegaria brota en una situación de catástrofe, aceptada como castigo de Dios. II. La oración de Daniel 3-19 A. Declaración introductoria 3-4a La petición está en el verbo "buscar", que utiliza a veces para buscar revelación (por ejemplo, Amos 8:12, "para buscar la palabra del Señor") y es tomada con frecuencia en ese sentido. Muy a menudo, sin embargo, se ha el sentido más general "para buscar al Señor", como en Sofonías 2:3, donde el mandato de "buscar a Jehová" es seguido por la esperanza de que "tal vez se le oculté en día de la ira del Señor. "Aquí, también, la oración sirve para recordar al Señor de la profecía y la petición de clemencia en lugar de pedir la iluminación. Por tanto, Jerónimo escribió: "Daniel rogó al Señor para que se cumpliera lo que había prometido, no es que Daniel carecía de fe sobre el futuro, sino que evitaría el peligro de que una sensación de seguridad puede producir un descuido, negligencia y producir una ofensa a Dios. El ritual de preparación aquí es uno de luto y penitencia. Se puede comparar con Jonás 3:6; Ester 4:1-4; Esdras 9:3-4 y, sobre todo, Nehemías 9:1, que van seguidas de oraciones muy similar a la de Daniel 9. En Daniel 10, el ayuno se prepara para una revelación, de 26 años y en el cap. 9, es seguido por la revelación también. Sin embargo, la importancia primordial en este caso es de penitencia, por lo que forma un prólogo adecuado para la oración de confesión comunitaria. Una oración horizontal y colectiva. La oración de Daniel, entonces, no es principalmente una solicitud de explicación de la profecía, sino una súplica por su cumplimiento. B. La Oración 4b-19 1. Invocación y confesión 4b-11a La expresión “Dios grande y terrible o poderoso podemos compararlas con Deuteronomio 7:2; Nehemías 1:5 que guarda el pacto y la fidelidad. “Hemos pecado y hecho lo malo” comparar con 1 Reyes 8:47; 2da Crónicas entre otros. Se olvidaron de lo dicho por los profetas; Jeremías 26;5;29;19;Esdras 9;11 ante un Dios de Justicia. La confesión es como la de faraón en Éxodo 9, mientras en Daniel el marco de referencia es el pacto de gracia ya que es el día de hoy. La vergüenza como Jeremías 7.19, los cercanos y lejanos 1 Re 8,26, como en los delitos Lv 26,40. Entonces en Daniel 9.9 Dios tiene la razón para el castigo, dando un giro, pero también la capacidad de perdonar. El perdón es cosa tuya como en Éxodo 34.6. No hemos escuchado la voz del Señor que a través de los profetas Dios ha dado. 2. Descripción del castigo divino 11b-14 De los profetas se remonta a Moisés y el olvido de las enseñanza sobre la maldición y el juramento, comparar con Dt. 28; Lv 26, Nm 5,21. El motivo del derramamiento es el resultado del pecado. La calamidad del v.12 es el cumplimiento de la amenaza, comparar con Jeremías 35. La búsqueda ha sido ninguna, eso es la ignorancia del pueblo a lo dicho por Dios a través de los profetas y continúan en sus maldades. Aunque, Dios es justo. 3. Oración por la misericordia 15-19 Se trae a la memoria la misericordia de Dios en Egipto en forma transitoria para exaltar el nombre de Dios. Ese nombre es marcado por sus actos de misericordia. La ira de Dios ha hecho que estén en vergüenza ante las naciones vecinas, quienes se burlan y el lugar Santo, Jerusalén es el escenario. La suplica encierra la geografía en la que Dios se había manifestado. La súplica apela no a sus acciones, como humanos, sino a la bondad de Dios infinita siempre. III. La Revelación e Interpretación del Ángel 20-27 A. Declaración introductoria de las circunstancias 20-21a Mientras Daniel habla de los pecados colectivos en el resumen de la oración anterior se aparece Gabriel, ya visto en visiones. B. Epifanía del Ángel 21b Gabriel, identificado de forma explícita en Dn. 8:16, es muy probable que sea uno de los asistentes en 7.16, que también tiene la función de interprete. Dice que se le acercó, el verbo significa dice, Collins, que lo tocó, cuando estaba cansado en la hora del sacrificio. Es importante recalcar que vuela, lo que es nuevo aquí. En la Biblia Hebrea se encuentran con alas los serafines (Is. 6.2), querubines (Ex. 25:18-20), porque típicamente los Ángeles son mensajeros y no están tan equipados. La tarde es el tiempo de plegaria y la mañana es el tiempo de la misericordia de Dios. C. Discurso angelical 22-27 La función del ángel fue impartir conocimiento, para hacer entender a Daniel. Esto es una analogía entre los Ángeles y los maskilim que enseñan y hacen entender. Se pronuncia una sentencia lo que revela o sugiere que lo descubierto por el autor es trascendental, tan así que un ángel llega a interpretar. Mientras el autor escribe en tiempos de Antioco se le ocurre aplicarle la profecía de Jeremías a la situación y para ello emplea el esquema de septenios y jubileos a la cifra del profeta. La cifra es dividida en tres etapas. La cuentas, cronológicamente, no salen y el fallo es por unos setenta años. Ello dificulta el análisis, aun a los expertos como Flavio. En Henoc 89-90 coinciden las cronologías. De manera que la lectura hay que hacerla de manera simbólica. Sin embargo, aunque los números tienen cierta irrelevancia, muestran inicios y conclusiones. Creo que Daniel 9 es una reinterpretación de Jeremías por su extensión de tiempo. Que se tiene que considerar en su contexto y que tiene unas repercusiones no solo de comprensión levítica sino también de determinismo apocalíptico. Sobre septenios y jubileos, véase Levíticos 25-26. En el v.24 hay unas implicaciones continuas. Por ejemplo, fin del pecado e inicio de la justicia perpetua ante el perdón por expiación. De manera que el pueblo queda rehabilitado ante Dios, se reconcilia con él, comienza a ser justo y no será acusado de culpa. La visión y el profeta son una expresión extraña, pues un documento se sella para guárdalo hasta el momento oportuno. La consagración del lugar santísimo se refiere a una nueva consagración del altar por parte de Judas Macabeo (1Mc 4). Jeremías pronuncia dos palabras, una en 604 (primer año de Nabucodonosor), segunda 594, cap. 25 y 29. Las implicaciones del v.25 están relacionadas con el v.23 de manera que los cálculos son ficticios en cuanto a edificar y restaurar. El príncipe ungido, puede ser de línea davídica. Hay quienes hacen referencia al sacerdote Onias III, en Macabeos 4:23-28. Otros consideran que es una alusión en clave a Ez 21,32. Es un texto ambiguo y esa ambigüedad es la que proboca la curiosidad histórica, pero también las interpretaciones resbaladizas. En lo que no hay duda es que se arrasará con el templo y la ciudad por un ejército de un príncipe que vendrá. El final impone una literatura apocalíptica. Puede aludir a la alianza o acuerdo de Antioco con el partido judeo (1Mac, 1,10ss). Se hará una alianza con la multitud, la de Epifane con los judeos helenistas, 1 Mc. 1.11. Para mitad de semana se suprime el sacrificio. La abominación se identifica en 1 Mc 1.54 este pase se levanta como la primera interpretación de la frase de Daniel. La referencia es a la interrupción del culto judeo por Antioco Epifane, que incide en una estructura colocada en el gran altar de sacrificio. V. Resumen Daniel es el autor implicado de la obra. Cierto punto de vista orienta la redacción. Todo parece pertenecer a material de una obra. Las experiencias nuevas que se dan en nuestros contextos pueden tener una relectura. Dice H. Wit “sorprende la libertad con que Daniel relee y actualiza su Sagrada Escritura. Daniel no es una obra fundamentalista y por lo tanto no se merece una lectura fundamentalista. Se ofrece a nuestro visionario una nueva revelación”. La primera parte dicen los comentaristas es una representación de la diáspora. No, no cabe duda de que la representación apocalíptica de la historia expresa un adagio particular: mientras más distante parece el reino, más cerca está. Por otro lado Collins Horsley y otros coinciden en que Daniel 9, encontramos una dialéctica entre la teología deuteronomista de la oración (9:1-19), donde Israel sufre el castigo del exilio por causa de sus pecados, y la teología apocalíptica de la revelación angélica (9:20-27), donde los pecados condenados (la opresión, la violencia, el sacrilegio) han sido cometidos por los opresores. Daniel 9:20-27 no se refiere a Roma, ni a Jesús, sino a Antíoco Epífanes, al asesinato del sumo sacerdote Onías III (170 a.C.), al sacrilegio de Antíoco cuando erigió un pequeño altar a Zeus en el Templo, y al juicio contra Antíoco pues el castigo es inminente para quienes se lo merecen. VI. Conclusiones: El contexto en el que la vida de Daniel se presenta se resume en la pregunta hecha por los exiliados en Babilonia en el Salmo 137:4: “¿Cómo cantaremos los canciones de Jehová en tierra de extraños?” El libro de Daniel, nos enseña que este mundo será siempre “tierra de extraños” para el pueblo de Dios. Y Juan 17:6; Filipenses 3:20, afirman que somos extranjeros en este mundo, (1 Pedro 1:1, 17), rodeados de enemigos malignos y destructores (1 Pedro 5:8, 9). Estoy seguro que podemos alabar a Dios en tierra de extraños si se hace desde la resistencia, desde la fidelidad, desde la oración, desde la consagración y desde lo que no estamos dispuestos a renunciar. BIBLIOGRAFIA Birch, Bruce C., Brueggemann, Walter, Frethem, Terrence E. y Petersen, David L. A Theological Introduction to the Old Testament, Abingdon Press, Nashville, 1999. Collins, John J. 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1 Comment
Maximo Matsuda
21/8/2020 02:01:06 am
Bendiciones pastor Jose, le escribo desde Chile por que tengo una duda, daniel 9:1 menciona a dario hijo de ASUERO pero no hay asuero antes de ester, entonces ¿ quien es este asuero? ¿ es posible que sea alguien no identificado historicamente?
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AutorPastor José Báez Báez Categorías
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