"un ca-fe
con dios"
Rvdo. José L. Báez báez
Jeremías 18.6b "...He aquí que como el barro en la mano del alfarero, así sois vosotros en mi mano..." En la casa del alfarero el profeta Jeremía descubre la misericordia y la bondad de Dios cuando está en las manos de Dios. El artífice había trabajado la vasija, pero en sus manos se echó a perder. Sin embargo, deshacerse en la mano del alfarero no es el problema, sino cuando el ser humano se deshace fuera de esas manos. El alfarero no perdió la esperanza, sino que con paciencia, con cariño, volvió sobre ella y le dio una nueva forma. Esto es lo que escucha el profeta, que somos como el barro en la mano del alfarero. Ahí está nuestra vida desecha, hecha pedazo, con mil cosas que no nos permiten que Dios nos dé forma. Por nuestro egoísmo y nuestra propia mezquindad se deshace la vida en nuestras manos, pero no en las de Dios. Cuando de nosotros depende no tiene esperanza, pero cuando nuestra forma depende del alfarero, hay esperanza de volver sobre nosotros/nosotras y darnos forma. Lo que provoca el pecado en nuestra vida es la deformidad, los vicios, el odio, el rencor, etc., son las cosas que hacen, que como barro, nos hagamos pedazos. Sólo Dios puede rehacerla, puede volver a darnos forma. No importa cuán destruido te puedas sentir, destruida te puedas sentir, permite que Dios ponga sus manos sobre ti y te de forma.
Oremos: Dios y Señor de nuestra vida, no queremos que quites tus manos de nosotros/nosotras, sino que cada día no importando cual sea nuestra condición tu mano nos asista y hagas de nosotros tu mejor vasija. En tu nombre, amén.
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AutorPastor José Báez Báez Categorías
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September 2017
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