"un ca-fe
con dios"
Rvdo. José L. Báez báez
Descendí a casa del alfarero, y hallé que él estaba trabajando en el torno. Y la vasija de barro que él hacía se echó a perder en sus manos, pero él volvió a hacer otra vasija, según le pareció mejor hacerla. Entonces vino a mí palabra de Jehová, diciendo: «¿No podré yo hacer con vosotros como este alfarero, casa de Israel?, dice Jehová. Como el barro en manos del alfarero, así sois vosotros en mis manos, casa de Israel». Jeremías 18.3–6[1]
Hagamos como el profeta y descendamos a casa del Alfarero. Dios siempre está trabajando en el torno. Es bueno encontrar a alguien siempre que lo vamos a buscar. ¿Se dio cuenta que la vasija estaba en formación? ¿Que se echó a perder en sus manos? Me dirá que sí, pero ¿estás dispuesto a entrar en esas manos? Así como José, Job, Daniel e incluso Jesús? Entrar en las manos de Dios es dejarse moldear. Ser maleable y dócil. Es un proceso difícil. Ser otro nos cuesta, pero en las manos de Dios no lo determinamos nosotros sino él. "... pero él volvió a hacer otra vasija, según le pareció mejor hacerla...". ¿Sabes que así eres en las manos de Dios? Oremos: Dios tú eres mi alfarero y me das forma cada día. Hoy es como ese día, Jesús pasó por ese proceso. No hay nada que se pierda en tus manos Maestro porque en ti siempre estamos en procesos de formación. Hoy llego a tu casa y te suplico que me vuelvas a hacer según te parece. En el nombre de Jesús, amén. Yo estoy en la casa del Alfarero (Dios) ¿y tú? Llega que el Afarero te espera... [1] Shaw, C. (2005). Alza tus ojos. San José, Costa Rica, Centroamérica: Desarrollo Cristiano Internacional.
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AutorPastor José Báez Báez Categorías
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September 2017
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