"un ca-fe
con dios"
Rvdo. José L. Báez báez
Las preguntas son inevitables: ¿Qué pasó? Ya le insultaron, se burlaron y le crucificaron. No hizo nada por defenderse. Una expresión de exagerada burla fue: "Confió en Dios; líbrele ahora si le quiere", porque así ha dicho: Soy Hijo de Dios", Mt 27,43. La hora de las tinieblas había llegado. Fue el momento en que la naturaleza no pudo expresarse a causa de lo que allí ocurría. En total desacuerdo con la injusticia de la cruz la naturaleza no se sostuvo: "la tierra tembló y las rocas se partieron", Mt 27,51. Lo que había acontecido era inaudito.
Ante el crucificado, termina nuestra fe convencional en Dios, o nos abrimos a una comprensión nueva y sorprendente de un Dios que, encarnado en nuestros sufrimiento, nos ama de modo increíble. Dios sufre por nosotros, nuestra miseria le afecta. Dios no transcurre al margen de nuestras penas, lágrimas y desgracias. Lo que ocurre es este "Dios crucificado" no permite una fe frívola y egoísta en un Dios al servicio de nuestros caprichos y pretensiones. El misterio de su suspenso no es el mal sino el amor. Su amor lanza una esperanza incalculable. Jesús prefirió ser víctima, antes que verdugo. El poder de Jesús fue amarte. Oremos: Ni el poder de Roma, ni las autoridades del Templo pudieron soportar tu expresión de amor. NO defendiste a Tiberio, ni a Pilato, sino a quienes eran indefensos; los pobres, las mujeres, los niños, los marginados, etc. Solo ayudaste a aliviar el dolor de quien encontraste. Tu sacrificio fue el mejor culto a Dios. Vivir contigo es no olvidar a los pobres, desvalidos, marginados, a los maltratados, es decir, no se puede vivir de espalda al sufrimiento de los demás. Confiaré en ti aunque la burla diga que, "me libres", por ser hijo/hija de Dios. En tu nombre, amén.
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AutorPastor José Báez Báez Categorías
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September 2017
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