"un ca-fe
con dios"
Rvdo. José L. Báez báez
Lucas 12.20-21
20 Pero Dios le dijo: Necio, esta noche vienen a pedirte tu alma; y lo que has provisto, ¿de quién será? 21 Así es el que hace para sí tesoro, y no es rico para con Dios. La avaricia es el afán o deseo desordenado y excesivo de poseer para atesorar. Es, desde el punto de vista cristiano un pecado y un vicio. La codicia se diferencia en que es un afán excesivo de riquezas, sin la voluntad de atesorarlas. El avaro no pretende compartir la riqueza. El mandato de Jesús es que nos guardemos de la avaricia, es decir, que nos cuidemos. ¿Deberán cuidarse muchos nuestros políticos? Es importante entender que la vida no se trata de tener y tener. Nos afanamos por tener materialmente. Vemos que constantemente las riquezas nublan el entendimiento y no permite que seamos felices. Ser rico en Dios implica vivir confiados y confiadas en que suplirá nuestra comida y nuestro vestido. Es no afanarse por la vida. Dios es nuestro sustento y nuestra quietud en él afirmará cuanto le creemos. La verdadera riqueza es aquella en la que cada día tenemos lo que necesitamos porque el Señor lo añade. Es tener el reino de los cielos. El tesoro del cielo no se agota, ni lo pueden hurtar, ni lo puede dañar la polilla. No olvides que donde esté vuestro tesoro, allí estará vuestro corazón. Oremos: Dios y Señor Jesucristo. Tú eres mi mayor tesoro. Tú eres lo más importante para mí. Se mi fortaleza y mi ayuda. No permitas que mi corazón se corrompa por lo efímero. Sé que no puedo comprar la vida eterna, pues ya la has ofrecido a través de la entrega y no de la acumulación de riquezas. Gracias por tu bondad y misericordia. Tú eres mi confianza y cada día está en tus manos. En tu nombre. Amén.
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AutorPastor José Báez Báez Categorías
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September 2017
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