"un ca-fe
con dios"
Rvdo. José L. Báez báez
Texto de Base: Lucas 15.25-32 Cuando aún estaba lejos, su padre lo vio y, profundamente conmovido, salió corriendo a su encuentro, lo abrazó y lo cubrió de besos… El padre dijo a sus criados: Traed, enseguida, el mejor vestido y ponédselo; ponedle también un anillo en la mano y sandalias en los pies. Tomad el ternero cebado, matadlo y celebremos un banquete de fiesta, porque este hijo mi o había muerto y ha vuelto a la vida, se había perdido y lo hemos encontrado. Y se pusieron a celebrar la fiesta. … Su padre salió a persuadirlo… El padre le respondió: “!Hijo tu estás siempre conmigo y todo lo mío es tuyo”! Pero tenemos que alegrarnos y hacer fiesta porque este hermano tuyo estaba muerto y ha vuelto a la vida; estaba perdido y ha sido encontrado. Padre y madre
Cuando aún estaba lejos, su padre lo vio y, profundamente conmovido, salió corriendo a su encuentro, lo abrazó y lo cubrió de besos… El padre podemos imaginarlo anciano/cansado/benévolo/bondadoso y jefe de familia. ¿Se puede imaginar las manos sobre sus hombros? Las manos del padre me las puedo imaginar sosteniendo con fuerzas a un hijo que está desvalido. Estamos viendo las manos tiernas de una madre que acaricia, mima, consuela y conforta. Ese hombre es padre y madre. Es sin lugar a dudas, Dios, en quien femineidad y masculinidad, maternidad y paternidad, están plenamente presentes. Esa expresión femenina nos recuerda las palabras del profeta: “¿Acaso olvida una mujer a su hijo y no se apiada del fruto de sus entrañas? Pues aunque ella se olvide, yo no te olvidaré. Fíjate en mis manos: te llevo tatuada en mis palmas” (Is 49,15-16). Jesús expresaba la misericordia “Jerusalén, Jerusalén… ¡Cuantas veces he querido reunir a tus hijos como la gallina reúne a sus polluelos debajo de las alas y no has querido!” (Mt. 23,37-38). Dios nos sostiene como la gallina reúne a sus pollitos bajo sus alas. Esa es la seguridad que Dios ofrece a sus hijos. Veamos el Salmo 91,1-4. El regreso del hijo prodigo es un regreso al origen, el regreso a su casa, a lo que le enseñaron, es un nacer de Nuevo. El misterio consiste en que Dios en su infinita compasión se ha unido a la vida de su hijo para la eternidad. La libertad, otorgada de Dios, al ser humano es lo que lo hace grande único/única. Esta capacidad es lo que hace que la marcha del hijo sea tan dolorosa, tan inmensa y en un lugar paralelo es lo que hace que cuando regresa haya tanta alegría. Pero no será una alegría plena hasta que hayan vuelto todos y se reúnan en torno a la mesa preparada para ellos. Y esto incluye al hijo mayor. El dilema del hijo mayor consiste en aceptar o rechazar que el amor de su padre va más allá de ser amado como el cree que debe ser amado. El padre sabe que el hijo es el que elige, pero siempre está con los brazos abiertos y dispuestos. La historia de Lucas deja muy claro que el padre sale a recibir a sus dos hijos. Ni más ni menos Es importante entender lo que está ocurriendo aquí. Aunque hay alegría por la llegada del hijo menor, el padre no ha olvidado su hijo mayor. El padre organiza la fiesta de su hijo menor, pero cuando vio llegar a su hijo mayor no se queda en la fiesta sino que sale a buscarlo y le pide que se una a ellos. El hermano mayor en su celo/ira y amargura solo ve que a su irresponsable hermano se le presta más atención que a él, llegando a la conclusión de que se le quiere más que a él. El corazón de su padre no está dividido. Su alegría no es comparar los hermanos, sino celebrar la vida de un hijo que parecía muerto. No es fácil entender esto en un mundo en el que el espíritu de la comparación entre la gente es constante, se clasifica la gente entre inteligente o menos inteligente, guapos o feos, con éxito o menos éxito, no es fácil creer en un amor que no hace lo mismo. Hay gente que le gusta que se le alabe y si no se hace es posible que se enojen. El mundo en que crecí es un mundo de categorías, grados y estadísticas, que conciente o inconciente estamos en la competencia. Nuestro Dios, que es a un tiempo Padre y Madre nuestro, no hace comparaciones. Nadie es mejor que nadie aunque socialmente las cosas sean medidas porque en el reino de Dios el más grande es el que sirve y no a quien le sirven. Dios no busca tus virtudes o talentos para amarte, sino que te ama por tus defectos. El hermano mayor se compara con el menor. Esto se pudiera evitar en nosotros si dejáramos que el amor de Dios nos empapara. El Corazón de Dios El corazón del padre es como el de Dios, que espera vernos juntos a todos y todas como hermanos/hermanas alrededor de la mesa.; quieren que sepan que aun siendo diferentes, pertenecemos a la misma casa y somos hijos del mismo lugar, del mismo ser, Dios. Queda grabado en esta parábola que no somos nosotros los que elegimos a Dios sino que él nos escogió a nosotros. Este es el gran misterio de nuestra fe… estamos al amparo de Dios (Is. 49,2; 16). Dios nos ama antes de que alguien nos demuestre su amor. Solo desea que seamos tan cariñosos como él es. La búsqueda nuestra a Dios leyendo la Biblia, orando constantemente, siendo bueno, etc., contienen tropiezos porque la forma en que buscamos a Dios no depende de lo que tú puedas hacer sino de lo que no puedes hacer, ello es lo que hace que el arrepentimiento sea el requisito primordial para conocer a Dios. ¿Cómo puedo encontrar a Dios o dejar que me encuentre? La cuestión no es ¿Cómo voy a amar a Dios? Sino: ¿Cómo voy a dejarme amar por Dios? Dios nos busca en la distancia, tratando de encontrarnos, deseando llevarme a casa. ¿Dónde estás, donde te pasas, donde te escondes, para que el abrazo de Dios no te toque? Dios te quiere abrazar, tocar, mimar, levantar, ruega que entres a la casa, que seas parte de tu reino. Lo lamentable es que la gente tiene su mirada en aquello que no es del Reino Eterno sino en lo que simplemente se acaba. Escucha, vales la pena, no te desprecies ya basta con los tantos que conspiran diciendo que no puedes lograr tu sueño. Los pensamientos de Dios sobre ti son de bien y no de mal. Entrega lo mejor: La alegría del padre revela que el perdón se da simplemente por la llegada de su hijo. En la parábola se distingue que no abraza a su hijo después que le pide perdón sino que lo perdona ante de que lo abrace. Nada es suficientemente bueno hay que dar lo mejor. El hijo menor viene dispuesto a que se le trate como a un criado, mientras el Padre manda a sacar el mejor vestido/la mejor túnica/ le entregan un anillo, le entregan unas sandalias para darle los honores de hijo amado y devolverle su condición de heredero. “Todos los hijos de Dios llevan zapatos”, proverbio africano. Es decir que todos/todas tienen dignidad. Así que póngase el par suyo porque nadie tiene que humillarlo/maltratarlo/ofenderlo/ si usted tiene sus zapatos puesto su dignidad es reconocida. El padre viste a su hijo con los signos de la libertad, la libertad de los hijos de Dios. Dios no quiere que ninguno de sus hijo/hijas sea esclavo. Quiere que llevemos la ropa de honor, no la de marca esa la consigue acá en la tierra, quiere que llevemos el anillo de la herencia no el de oro porque tambien lo encontramos acá en la tierra y el calzado de prestigio y dignidad porque ese tampoco lo encontramos en las tiendas. La aceptación sigue y el padre manda a matar el ternero más gordo. Hay fiesta porque un hijo que había muerto ha regresado. Irónicamente pedir la herencia es decirle al padre que se muera, pero lo mas horrible es que quien verdaderamente había muerto social/espiritual/emocionalmente era el hijo porque el Padre no perdió dinero/no dejó de tener por la herencia que se lleva su hijo solo estaba preocupado porque su hijo se había perdido y ha sido encontrado. Eso es motivo para celebrar. Conclusión: la celebración no solo es parte del reino de Dios. Dios no solo ofrece perdón, reconciliación y cura, sino que quiere darnos todos estos regalos para que todos/todas estemos presente en ese gran banquete. ¿De que nos sirve celebrar las mas grandes fiestas/ en los mejores lugares/ con las mejores personas? La pregunta que tenemos que hacernos es ¿Estaré yo preparado para celebrar la fiesta mas grande de mi vida, en los lugares celestiales con la mejor persona? Hay quienes rechazan la invitación de Jesús. Esta invitación de Jesús es una a intimar con Dios.
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AutorPastor José Báez Báez Categorías
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September 2017
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