"un ca-fe
con dios"
Rvdo. José L. Báez báez
El Dios nuestro de cada día[1]
Salmo 42.2 "Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo ..." Así es, como el pan, como el agua, como el aire que respiramos. Dios no puede reducirse a realidad extraordinaria ajena al curso de los días que constituyen nuestra vida (Velasco 2012). ¿Quién olvida algo tan obvio? ¿Quién ignora? Dios no puede ser en nuestras vidas mera religiosidad sino nuestro alimento diario. Cuando nuestra vida cotidiana no cuenta con Dios nos hemos resignado a vivir sin lo necesario. La oración, el culto, el ayuno, no son el fin en sí mismo sino la catapulta que viabiliza y facilita que Dios acompañe la vida diaria. La presencia de Dios en nuestras vidas, de manera diaria, es historia de Salvación. Oremos: Dios y Señor de mi vida. ¡Gracias! Mi necesidad de ti hace que seas el Dios mío de cada día. Eres necesario para mi caminar, pues sin ti mi camino no tiene sentido. Si estás conmigo mi vida deja de reducirte a mera religiosidad. En el nombre de Jesús, amén. [1] Del libro de: Juan Martín Velasco ¡Ojalá Escuchéis hoy su voz!
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AutorPastor José Báez Báez Categorías
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September 2017
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