"un ca-fe
con dios"
Rvdo. José L. Báez báez
Gn 1,27 Introducción: "Eso no es na', que se pongan una máscara o compren unos dulces". Eso de no dejar a nuestros hijos participar de estas fiestas es "ser un fanático", "eso no es na'. "Es una fiesta con los nenes de la iglesia y solo es un compartir y nosotros vamos a estar", "eso no es na'. "Además, ¿Cuál es el pecado?", si eso no es na'. Lo dicho anteriormente son expresiones que he oído de mucha gente de la que me he rodeado. Nunca encuentran nada malo en lo que hacen porque no saben que están mal. Las cosas tienen un lugar y no podemos pasar por desapercibidos en lo que decimos y vivimos.
Creados a la imagen de Dios El ser humano es especial, cuando se le compara con el resto de la creación. En los seres humanos hay un llamado a vivir una comunión con Dios. De igual forma, de manera libre, podemos obedecer o desobedecer a Dios. Así que lo que pretendo decir queda en la línea decisional de quien escucha este mensaje. Tenemos un intelecto que nos permite entender lo que nos rodea y tener control, me gusta más el concepto, señorío, sobre buena parte de este mundo. Por lo tanto, somos diferentes, cualitativamente, al resto de la creación. Es por ello que la "iglesia antigua, fundada sobre el pensamiento judío temprano[1]", se refiere a esta particular característica de la humanidad a través de la "imagen de Dios" (Imago Dei), según la cual fue creada la humanidad. El Génesis declara que Dios creó a la humanidad "a nuestra imagen y semejanza". Las discusiones en la iglesia antigua por si la imagen y la semejanza eran lo mismo o dos formas en la que los seres humanos somos vistos no tardaron. Unos pensaron que Adán y Eva adquirieron unos poderes que al pecar perdieron, mientras el otro elemento permaneció. Algunos pensaron que la Imago Dei se refería a la semejanza física. Otros pensaban que era una inclinación a acercarse a Dios, que por esa razón, solo los humanos, podían caminar erectos. Sin embargo, esta discusión no requiere nuestro interés. Lo importante es que la iglesia antigua afirmó que, "aunque los seres humanos eran criaturas, y en ese sentido, diferentes de Dios, también tenían una relación especial con Dios"[2]. En general, casi todos sostuvieron que la imagen de Dios en los seres humanos consistía en vario de los siguientes elementos, según Justo L. González: 1. Racionalidad - de entre todas las criaturas, excepto los ángeles, solamente a los seres humanos se les dio la capacidad de razonamiento. 2. Autoridad - al ser imagen de Dios, los humanos habían de gobernar al resto de la creación en el nombre de Dios y en representación de la voluntad de Dios. 3. Libertad - se nos da la capacidad de tomar decisiones, incluso las contrarias al mismo Dios. 4. Virtud - los humanos hemos sido creado de tal manera que cuando somos lo que se supone que debemos ser, entonces reflejamos a Dios, "como un espejo", particularmente en la bondad y el amor. 5. Anuncio de la encarnación - Ciertamente la encarnación es la respuesta al pecado, pero no olvidemos que, el apóstol Pablo, nos recuerda que, Jesús es la imagen de Dios (Col 1,15) y que Adán era un "tipo" o "figura" de Cristo (Ro 5,14). Es por ello que la encarnación y la humanidad contienen una relación íntima como meta para la creación de Dios. Es por ello que nos llega Jesús, como modelo para hacer a la humanidad. Fijémonos en 2 Corintios 3.16 "Pero cuando se conviertan al Señor, el velo se quitará". 17, "Porque el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad". 18 "Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu Santo". Hay que destacar, "cuando se conviertan". Quien haya entrado a ser parte del Señor no es capaz de volver a colocarse lo que antes era impedimento. Si el Señor es el Espíritu y donde está el Espíritu hay libertad no podemos actuar cautivamente. Quien actúa como si estuviera preso, es decir, endemoniado, quiere decir que utiliza aspectos demoniacos, o figuras de animales, que típicamente representan lo irracional, lo no inteligente, debe convertirse. De manera que convertido actúe con libertad. Si no necesitamos de ningún velo, representativo de la antigua alianza, mucho menos necesitamos, de alguna máscara, o disfraz que intente privar nuestra imagen delante de Dios. En Jesús ya hemos sido libres para mirar a cara descubierta en la misma imagen. No podemos mirar con otra imagen, sino con la misma. Nuestra imagen viene de Dios. No fue algo por lo que tuvimos que orar ni mucho menos ayunar. Esa semejanza que tenemos en Dios es obra del mismo Dios. Nos corresponde vivir en esa gracia, actuar conforme a como Dios actuó en nosotros. Somos imagen porque participaremos de una inmortalidad, a través de la resurrección. Es un don de Dios ser a su imagen. Como imagen de Dios somos personas, no animales, no muertos, no enmascarados, no disfrazados sino libres en dignidad y participación en Cristo. La dignidad del ser humano no está ligada a la cultura que pertenece, a la estatura que poseas, etc., sino que seamos a imagen de Dios. No podemos entrar en comunión con Dios, sino porque hemos sido creado a su imagen, P. Tillich. Somos imagen de Dios porque en Dios es que estamos completos. Oremos: Dios de la vida. Hoy nos acercamos para adorar tu nombre. Tú eres mi Dios y fuera de ti a nadie tengo. Hemos sido creados a tu imagen y semejanza, permite que nuestra vida afirme esa imagen en cada acto. En tu nombre, amén. [1] Justo L. González, Breve historia de las doctrinas cristianas (Nashville: Abingdon Press, 2007), 109. [2] Ibíd.
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AutorPastor José Báez Báez Categorías
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September 2017
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