"un ca-fe
con dios"
Rvdo. José L. Báez báez
Salmo 37,23-24 La vida está llena de sorpresas y trampas del diablo. El pecado, la tentación, la rebeldía, la murmuración, la altivez de espíritu, suelen ser, algunas, de las circunstancias en las que podemos caer. Eso hace que nuestros pasos se desordenen. Que lo que buscamos se tuerza. No digo que el fin se tuerza sino los pasos que damos. Un descubrimiento del salmista es que "Dios ordena nuestros pasos", y por la misericordia de Dios, "aprueba nuestro camino". Muchas personas creen que por haberle fallado a Dios ya no tienen perdón. ¿Es que no cree ud en el amor perdonador de Dios? ¿Vive en el piso, en la derrota porque cometió un error? Déjeme darle una buena noticia: "Cuando el ser humano cayere, no quedará postrado, porque Dios sostiene su mano". Nuestra caída no es espacio para postración, pero el enemigo te dirá que sí. NO quedarás postrado/postrada porque la fuente de vida, Jesús, sostiene nuestra mano. Vaya con humillación delante de Dios y póstrese para que cuando extienda su débil mano, virtud y poder fluyan de Jesús y sea sostenido y levantado por su mano. Cuando su mano nos sostiene, la caída solo marca el rumbo de su dependencia y nos muestra cuán vulnerable y frágiles somos. La caída es la debilidad y la mano de Dios es la bondad y la misericordia que no nos deja postrado. No olvides que su perdón y amor es más grande que tu caida.
Oremos: Señor y Dios, me acerco a ti para que sepas que soy tan vulnerable que solo necesito que estés conmigo. Si mis pasos no están bien, hoy, te digo, Señor, que tienes toda autoridad para enderezarlos. Sin tu mano misericordiosa no es posible ser sostenidos/sostenidas. Si alguien, porque cayó no se pudo levantar, tócale Dios y guíale con tu mano para que no se quede postrado. En tu nombre, amén.
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AutorPastor José Báez Báez Categorías
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September 2017
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