"un ca-fe
con dios"
Rvdo. José L. Báez báez
Enfrentando lo desconocido con Dios
“Yo sé que mi Redentor vive, y al fin se levantará sobre el polvo; y después de deshecha esta mi piel, en mi carne he de ver a Dios; al cual veré por mi mismo, y mis ojos lo verán, y no otro, aunque mi corazón desfallece dentro de mí”. Job 19:25–27 Enfrentar implica no rendirse. Las circunstancias de hoy son un examen que hay que pasar. No podemos fracasar. El espacio del fracaso es para los que no tienen esperanza. Ciertamente lo que vemos puede derrumbar nuestra fe. Sin embargo, la mirada contemplativa de lo que es la bondad y misericordia de nuestro Redentor será lo que no permitirá que nos desanimemos. Ese mirar fue el de Moisés “miró al invisible”, el de Pedro cuando “caminó sobre las aguas”, y Pablo al decir “prosigo al blanco”. Quitar la mirada de Dios será un fracaso seguro. Lo que Job enfrentó fue una vida sin bienes terrenales, sin siervos, sin sus diez hijos, sin amigos, sin respeto, sin reputación, etc. Lo único que le quedó a Job fue Dios. Job no pasó su tiempo contemplando lo que había perdido, lo que no tenía, o cómo sería la vida sin esas cosas. No se sentó a sacar cálculos de cómo recuperaría sus bienes o todo lo que tenía. Job afirmó su fe en quien creía y declaró en su nombre que se levantaría sobre el polvo y en medio del desecho vería a Dios. Job por su fortuna pudo hacer muchas cosas pero solo declaró “he de ver a Dios” y decía “aunque mi corazón desfallece dentro de mí”. Vean que no era de hierro y mucho menos un súper hombre. Entonces Job se levantó, y rasgó su manto, y rasuró su cabeza, y se postró en tierra y adoró, y dijo: Desnudo salí del vientre de mi madre, y desnudo volveré allá. Jehová dio, y Jehová quitó; sea el nombre de Jehová bendito. En todo esto no pecó Job, ni atribuyó a Dios despropósito alguno (Job 1:20–22). Job contempló a Dios y enfrentó sus circunstancias tormentosas con la esperanza en Dios. En estos momentos en que nuestro país vive tiempos de tormentas. Tiempos de crisis y de ajustes imprevistos debemos acudir a Dios con la esperanza de que nos levantará. Nuestra inquietud no debe llevarnos a demandarle a Dios un por qué, sino a confiar ante la adversidad. Job no buscó la razón de las cosas sino al Dios de la esperanza. Hay valles que harán que salgan nuestras lágrimas pero también nuestra mejor adoración. Job afirmó su fe en medio de sus llantos porque sabía que Dios le iba a levantar. Solo mirar a Dios provocará que mi mirada sea esperanzadora. Oremos: Dios que haces el valle y la montaña; Dios que camina con nosotros; Dios que no nos deja y no nos olvida; Dios que sabe mi necesidad; a ti miran mis ojos. Ante toda tormenta solo te busco a ti. Aunque desfallezca mi alma solo esperaré en ti y me levantaré en tu nombre. Amén.
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AutorPastor José Báez Báez Categorías
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September 2017
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