"un ca-fe
con dios"
Rvdo. José L. Báez báez
«Es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o pensamos» (Ef. 3:20).[1]
Mifiboset se consideraba a sí mismo un perro muerto e indigno de ser llamado por nadie. Era un príncipe que sentía que era un animal. Eso puede pasarnos a todos. En momentos nos sentimos que no somos dignos de nada, que no merecemos que se nos trate como se nos trata. ¿Cómo te quiere tratar Dios? Dios tiene pensamientos de bien y no de mal, dice el profeta. Dios hace todo mucho más abundantemente. Vean esto: “Y le dijo David: No tengas temor, porque yo a la verdad haré contigo misericordia por amor de Jonatán tu padre, y te devolveré todas las tierras de Saúl tu padre, tu comerás siempre a mi mesa” (9:7). Esa es la palabra para Mefiboset en voz del Rey. El temor a la muerte es disipado por "no tengas temor". Es el mensaje de confianza y seguridad, pero sobre todo de vida. El temor distorsiona nuestra nuestros pensamientos y nuestras palabras impidiendo que veamos la mano de Dios para darnos la victoria. Quien te insulta y te hace sentir menos que un ser humano solo revela que no está en su juicio cabal. NO dejes que el temor destruya tu capacidad para alcanzar tus sueños y llegar a la victoria. Cierto, que políticamente Mifi-boset no merecía nada, igual que nosotros por nuestro pecado, pero la realidad es que quien hace misericordia es David, el Rey. La misericordia es una expresión del amor quien la impulsa a perdonar, amar, restaurar etc. En Jesús fuiste perdonado, en Jesús hay restauración, en Jesús no eres un animal, eres un ser creado a su imagen. Nadie puede decirte otra cosa. David le dijo a Mifi-boset "y te devolveré". Dios te quiere devolver la dignidad que te ha quitado quien no tiene dignidad. David sabía que Mifi lo había perdido todo. En ocasiones lo hemos perdido todo y pensamos que ya no se puede hacer nada, pero realmente la misericordia de Dios es mucho más abundantemente de lo que tú piensas. Dios quiere que comas a la mesa del rey. ¿Qué honor? Quien cree que está olvidado, como Mefi, en las manos de Jesús, jamás será olvidado. Oremos: Dios, tu misericordia y bondad siempre es más grande de lo que yo puedo pensar. Gracias porque sin merecer nada me diste honor. Quien se sienta que lo ha perdido todo y que no hay esperanza hazle saber que en tí volvernos a sentarnos a la mesa. Tu amor y misericordia, fueron el fundamento que te llevó a la cruz para que yo pudiera sentarme contigo en la patria celestial. En tu nombre, Jesús, amén. [1] Vila, S. (2001). 1000 bosquejos para predicadores (p. 731). Viladecavalls (Barcelona) España: Editorial CLIE.
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AutorPastor José Báez Báez Categorías
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September 2017
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