¡Date prisa!

Parte I: Date prisa

Lucas 19.1-5

Hay personas que tienen sueños muy bonitos en su vida. Unos quieren ver a su artista favorito, otros quieren ver a su deportista favorito, otros quieren ir a un lugar particular, etc. Eso no está mal, pero y qué si por el barrio pasa alguien famoso. ¿Lo irias a ver? Yo sé que por verlo, por curiosidad lo harías.

Les cuento que, en mi caso, cuando tenía 15 años en una gira de la escuela saludé al primer mandatario, es decir al gobernador de turno. El único problema es que yo no sabía que era el gobernador porque vivía muy entretenido en juegos de juventud. Ahora, cuando llegué a mi casa y estabamos viendo las noticias y vi a aquel hombre le dije a mi mamá que ese hombre que estaba en la televisión me había saludado y me había preguntado, que cómo estaba. Mami solo sonrió y me dijo y ¿tú sabes quién es ese hombre? Yo le contesté que no, pero que me había saludado y me había preguntado y ella me dijo ese hombre es el gobernador. Por muchos días pensé en que yo había saludado al gobernador y estaba muy emocionado.

Ahora, en la antigüedad había un hombre, de nombre Zaqueo, rico, y jefe de los que cobran, es decir, los publicanos, procuraba ver a Jesús. Si un hombre como Zaqueo quería ver a Jesús podemos pensar, de momento, que Jesús era famoso en su época. Cuando hablo de famoso, no como una figura artística, sino como una figura del pueblo. Quien hacía bien al pueblo y por ese bien toda la gente le conocía. Zaqueo procuraba ver a Jesús.
Yo procuro verle un día cara a cara, quisiera hacerle un par de preguntas, quisiera abrazarlo, quisiera contarle que desde que le conocí no dejé de buscarlo para cuando llegara este momento. Si eso es posible no lo sé, pero es lo que yo haría.

Por lo tanto, nuestro primer paso es procurar ver a Jesús si escuchamos que pasa cerca de nosotros. Estoy seguro que ya ha pasado cerca de ti y no te has atrevido procurar verle. ¡Atrévete! Si ya lo oiste y procuras verle cada día no dejes de hacerlo porque algo bueno va a llegar a tu vida.
Ahora bien, cuando procuramos ver a Jesús siempre llegan cosas para que no lo puedas ver. En el caso de Zaqueo era la multitud y su estatura, era pequeño. Yo le doy gracias a Dios porque en el reino de los cielos no se trata de eso. Sin embargo, Zaqueo aunque no podía verle, ya tenía en su corazón verle. Así que esto es un asunto del corazón. Si quieres ver a Jesús lo verás. No depende de la gente ni de nada sino de ti. ¿Quieres verle?, pues anda y buscale cada día. ¿Qué te lo impide? Si es necesario subirte a un árbol pues súbete, pero procura verle. Está pasando el ser más famoso por tu barrio y no lo vas a ver porque simplemente la gente te lo impide o por alguna otra excusa. ¡Vamos! que cuando queremos hacer algo lo hacemos.
Los jóvenes tienen una habilidad que es la que necesitamos para buscar a Jesús. De joven somos capaces de viajar, sin carro, con todos nuestros amigos, de ir al cine, de ir a la playa, salir a fiestas, y aunque no tenemos carro llamamos y alguien nos busca. Ahora, cuando se trata de ir al templo la gente dice que no tienen quién les busque. ¿Usted le cree? Claro que no.

Por lo tanto, nuestro segundo paso es, no dejes que las cosas de la vida te impidan que veas a Jesús.

Llegó Jesús, lo vió y le dijo: "Zaqueo, date prisa, desciende, porque hoy es necesario que pose yo en tu casa".

Ese debió ser el momento más emocionante en la vida de Zaqueo. Su deseo ahora era una realidad. Cuando deseamos ver a Jesús de todo corazón el nos premia hablando con nosotros/nosotras.
1. Zaqueo - Fue llamado por su nombre. Si aquel gobernador me hubiese llamado por mi nombre entonces si que no dormiría por par de días, pero Jesús sí nos puede llamar por nuestro nombre. Te imaginas cuando diga: Lineisis, Kenet, Jorge, Edwin, Alamys, Izamar, Lilliam o cualquier otro. Debe ser extraordinario.
2. Date prisa... se hace tarde, no dejes de pasar el momento, ven acá, te estoy llamando, etc. Quita de ti el ego, no te preocupes porque seas rico, eso no importa, date prisa. Imagino a Zaqueo bajando del "árbol de la distancia", el árbol del escondite, del árbol de lo oculto, del árbol para hablar con quien solo quería ver.

3. Porque hoy es necesario que yo pose en tu casa. Es necesario que Jesús pose en nuestras casas, en nuestras vidas, en nuestros trabajos, etc.

Jesús le dijo a Zaqueo que posaría en su casa y si hoy te invito en nombre de Jesús, ¿permitirías que Jesús pose en tu casa?

¿Qué ocurrió con Jesús y Zaqueo? En la segunda parte de esta historia te lo diré.

Oremos: Señor, te damos gracias por que cuando nos llamastes respondimos. Gracias porque cuando procuramos verte te acercaste a nosotros/nosotras y nos hablastes. Ahora espero Señor que si alguno de los que lee esta reflexión no te ha visto, permitele verte y escucharte. Que nada impida que te veamos, ayudanos en el caminar de la vida porque sin ti nada podemos hacer. En el nombre de Jesús, Dios nuestro, Amén.