¡Cuidado!

Deuteronomio 32.52

El ser humano por naturaleza es curioso. Nos encanta ver. Si un maestro/maestra nos habla de manzana no lo comprenderíamos tan bien, sin embargo, si trae la manzana, sacia nuestra imagen y comprensión. Nos encanta ver. He tenido el placer de viajar con unos amigos y uno de ellos afirma en cada salida: "vamos a ver para que no nos cuenten". Ahora bien, para Moisés ver no era la satisfacción, sino entrar. No me gustaría escuchar a Dios decirme que suba, al monte, a ver, para que me diga que no entraré a la tierra, por la que tanto me fajé y luche por llegar. 

Hermano y hermana, sería muy triste para todos y todas que el Señor nos llame a su presencia, pero solo pasemos por el camino a la eternidad pero no entrar. ¿Se imagina ir rumbo a la eternidad y se nos muestre de lejos el lugar al que se supone que vayamos, pero que nos digan que no entraremos por nuestra desobediencia?

Oremos: Señor y Dios. El caminar por la vida es complicado. Reconocemos que sin ti no llegaremos a ningún lado. Ayúdanos a alcanzar la tierra prometida, el jardín, el paraiso, como se llame, pero no permitas que con nuestra mirada lo acariciemos. Queremos llegar y para ello contamos contigo. En tu nombre, amén.