"un ca-fe
con dios"
Rvdo. José L. Báez báez
El SEÑOR es mi luz y mi salvación; ¿a quién temeré? El SEÑOR es la fortaleza de mi vida; ¿de quién tendré temor? Salmo 27:1 (LBLA)
¡Confía! Estoy diciendo que confíes. Que estés tranquilo/a y con esperanza. Ante toda circunstancia compleja que vivimos levantemos la cabeza y sigamos caminando. Descubramos en el día cómo el Señor, Jesús, es mi Luz y mi Salvación. Es que la luz de Dios es esperanza en la que vivimos nuestros días por fe. Puedes decir que las cosas del futuro no están bien, pero y en ¿quién hemos creído? Yo afirmo, con toda certeza, que Dios es mi Salvación. Lo que puede pasar en unos minutos o semanas no será materia de angustia para mi corazón. Mi paz no reside en las grandes situaciones del país o con las que el enemigo me ataque. Mi paz está en Dios, mi Luz y Salvador. El temor no es bienvenido a mis momentos duros sino Dios. ¿Cuál es la pregunta? ¿De quién temeré si Dios es la fortaleza de mi vida? Confiar no es dejar de tener problema sino enfrentar nuestros problemas con confianza en Dios. No podemos saltar las situaciones para confiar en Dios sino que confiamos en Dios en medio de nuestras situaciones. ¡No te desanimes y sigue caminando! Hoy grito a los cuatro vientos que Dios es la fortaleza de mi vida. Oremos: Dios de infinita bondad. En ti estoy confiado. NO temeré aunque un ejército acampe contra mí. Confío en ti y no me dejaré amedrentar por lo que puedan ver mis ojos. Camino por fe no por vista y en ti se renueva mi vida. En el nombre de Jesús, amén.
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1 Reyes 3.3-7 Es un nuevo comenzar. Las preguntas que nos hacemos son legítimas: ¿Cómo será este nuevo semestre escolar? ¿Qué ocurrirá en lo que resta de año? ¿Qué experiencias viviré con Dios? Para ello quiero recordar al rey Salomón. Lo más importante para Salomón cuando inició como Rey era su amor por Dios. Entonces, Dios se le aparece en sueños, y le dijo Dios: “pide lo que quieras que yo te dé”. ¿Se imagina usted ante semejante pregunta realizada por Dios? ¿Qué le contestarías? Salomón no tardó en decir que tenía una situación que demandaba de Dios. Salomón le dijo a Dios que le había puesto como rey sobre todo el pueblo, pero que era joven por lo que no sabía por dónde ir. ¿No le parece exactamente lo que estamos viviendo hoy? No sabemos que nos deparan los próximos días, ni las próximas semanas o meses y ante ello Salmón pidió algo que deseo tengamos nosotros también. Salomón le dijo a Dios: “Dame un corazón entendido para hacer bien el juicio de tu pueblo y discernimiento entre lo bueno y lo malo”. Creo que es un pedido extraño pero vital. Pudo pedir riquezas, poder, fama, popularidad, muchos años de vida, etc., pero pidió entendimiento y discernimiento para lo bueno y lo malo. Ante un nuevo año y los desafíos que puedas enfrentar que Dios te dé entendimiento y la capacidad de ver que es bueno y es malo. A Dios le agradó lo que le pidió Salomón y le otorgó el corazón más allá de lo entendible, le dio un corazón sabio. También Dios le otorgó lo que no le pidió: riquezas y gloria y no hubo rey como Salomón en todos sus días. También le otorgó largura de días. En tiempos en los que comenzaremos algo y nos falta mucho por crecer y aprender pidamos como Salomón y Dios nos dé un corazón entendido y con la capacidad de ver lo bueno y lo malo y escojamos lo bueno. Dios otorgue a tu vida lo que sea de bendición para este nuevo tiempo. Oremos: Dios de infinita misericordia y bondad. Sean nuestros días delante de ti sostenidos de tu mano. Ante lo desconocido queremos que estés con nosotros. No nos dejes y no nos abandones. Danos el corazón entendido y lleno de sabiduría para que podamos alcanzar todo desafío que enfrentemos. En el nombre de Jesús, amén. “Y mirándolo Jesús, les dijo: Para los hombres esto es imposible; mas para Dios todo es posible”, Mateo 19.26
Todo es posible si puedes creer. Las posibilidades de las cosas en la vida del creyente tienen su certeza en Cristo. El que Dios obre en nuestras vidas hace posible lo imposible humanamente. No podemos hacer lo que le corresponde a Dios. En nuestro caminar la fe es nuestra mirada a la acción incomprensible. Cuando nuestra razón no puede más y nuestros ojos no pueden ver inicia la mirada de Dios para revelar lo posible. ¿Cuántas cosas consideras imposibles? Quien tiene a Dios sabe que no hay nada imposible. Sigue adelante y no dejes de creer. La fe en Dios es camino para lo imposible. Oremos: Dios de infinita misericordia. Ante ti nos afirmamos. Gracias por tu bondad y tu misericordia. Los días pueden ser duros pero en ti es posible creer en mejores días. Danos fuerzas para seguir y fe para creer. En el nombre de Jesús, amén. 2 Timoteo 1.12 “Por lo cual asimismo padezco esto; pero no me avergüenzo, porque yo sé a quién he creído, y estoy seguro que es poderoso para guardar mi depósito para aquel día”.
Leer las noticias o verlas nos hace entender que estamos en peligros que amenazan toda esperanza. Ninguna póliza garantiza la vida. Nos hacemos menos aptos para un seguro y si nuestra edad avanza peor aún. Esas pólizas tardan en llegar al que las puede adquirir sin contar con las mil trabas que colocan para pagarte algún dinero. Nadie le puede garantizar muchos años, ni días abundantes, ni esperanza. El seguro de vida eterna no es terrenal. Lamento decirte que cualquier seguro de esta tierra no te garantiza ir al cielo y vivir para siempre. Jesús nos ha dado vida en abundancia. Jesús dice: “Padre, aquellos que me has dado quiero que donde yo estoy, ellos estén también conmigo, para que vean mi gloria que me has dado” (Jn. 17:24). Mi esperanza es Jesús. Oremos: Dios de la vida. Todo tiempo nuestro está en tus manos. Solo permite que vivamos caminando en tu verdad y esperanza venidera. Ayúdanos a no dejar tus pasos. Todo en ti es esperanza y vida. En el nombre de Jesús, amén. “Y el que estaba sentado en el trono dijo: He aquí, yo hago nuevas todas las cosas. Y me dijo: Escribe; porque estas palabras son fieles y verdaderas. Y me dijo: Hecho está. Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin. Al que tuviere sed, yo le daré gratuitamente de la fuente del agua de la vida. El que venciere heredará todas las cosas, y yo seré su Dios, y él será mi hijo”. Apocalipsis 21.5-7
Para muchos las cosas nuevas son asunto del pasado. Hay quienes no piensan en algo nuevo porque no tienen esperanza. No tienen esperanza porque no tienen a Jesús. El que tiene a Jesús sabe que su palabra es fiel y verdadera. En Jesús se contienen todas las cosas ya que él es principio y es fin. Jesús nos brinda la oportunidad de soñar con una nueva creación. No diga que en usted no puede haber algo nuevo. Si Jesús dijo que hará todas las cosas nuevas es porque las hará. En este tiempo he visto muchas cosas y una de las que me llama la atención es aquello que nos brindan gratis. Lo que nos brindan gratis es, normalmente, una promoción para luego comprar. Usted va a una mega tienda y le ofrecen algo de comer o de tomar para que se quede con el sabor y compre. Déjeme decirle que mi Salvador no es así. Al que tuviera sed, Jesús mismo, le dará gratis – dorean – “gratis” de la fuente del agua de la vida. Eso es asombroso. Jesús no nos da a probar para calmar la sed sino que abre la fuente para que saciemos nuestra sed. En medio de un mundo desesperanzado y sediento Jesús sigue siendo fuente de vida. ¿Puede decir amén? Tienes que vencer, no dice que tienes que tener sino que tienes que vencer para heredar todas las cosas. El que venciere heredará todas las cosas, yo seré su Dios y él será mi hijo. Es promesa de Dios y sus promesas no caen a tierra. Si conoces a alguien que necesita escuchar esto, por favor, compártele esta Palabra e invítale a saciar su sed en Jesucristo. Dile que es gratis y que trae consigo la herencia de la eternidad. Es palabra de Jesús. Oremos: Dios de bondad. Gracias por tu Hijo, Jesucristo. La obra de la Cruz trajo consigo una nueva esperanza. Tú, Señor harás las cosas nuevas y solo te suplico que me ayudes a vivir venciendo. Quiero vencer para vivir contigo en la eternidad. Quiero disfrutar de todas las cosas nuevas que solo en ti se pueden alcanzar. Quiero que siempre seas mi Dios y que yo sea tu hijo. En el nombre de Jesús, amén. La vida es un caminar y en ese caminar nos sentimos de muchas maneras. En unas ocasiones muy animados y en otros que no queremos vivir. El ánimo se pierde con circunstancias que no entendemos y que lastiman nuestro corazón. Sin embargo, hay una promesa para tu vida: “cuando pases por las aguas, yo estaré contigo, y si por los ríos no te anegarán. Cuando pases por el fuego, no te quemarás, ni la llama arderá en ti”, Isaías 43.2. Si los peligros de la vida se asoman no temas porque Dios es nuestra mejor compañía. Ningún río te puede arrastrar y ningún fuego te puede quemar porque Dios es tu refugio. La protección de Dios es incambiable. No importa lo que enfrentes en tu vida si sabes quién es tu Dios sabrás quién estará contigo. Dios nos protege porque somos suyos. No te desalientes sigue caminando porque Dios sigue cumpliendo su propósito en ti. Aunque no entiendas las razones por las que pasas no temas porque Dios está contigo.
Oremos: Dios grande y maravilloso. No nos falta nada si tú estás en nuestras horas más difíciles. Nuestras alegrías son siempre tu presencia. Gracias Dios por lo que haces y harás. Estoy confiado en que mi camino sigue estando en tus manos. En el nombre de Jesús, amén. Para perder la pericia es porque se ha llegado al límite de nuestros recursos o estrategias. ¿Te has sentido así? Veamos lo que destaca la Palabra: “Tiemblan y titubean como ebrios, Y toda su ciencia es inútil. Entonces claman a Jehová en su angustia, Y los libra de sus aflicciones. Cambia la tempestad en sosiego, Y se apaciguan sus ondas”. Salmo 107.27-29. Perder la pericia, en hebreo kjokmá, es la sabiduría en un buen sentido. Es el momento en que toda sabiduría ha sido consumida. Es ese momento en que buscamos salidas o intentamos ser sabios pero igual no encontramos nada. Lo intentamos todo y no llegamos a ningún lado. ¿Se acuerdan de Job? Tres pérdidas corridas - hijos, ganado y salud. Sus tres amigos intentaron darle respuestas para explicar la razón espiritual de la pérdida y ninguno dijo lo recto. En un momento, entre los muchos, David se sintió así. Era el tiempo en que huyó a una cueva en Adulam, allí se juntaron con él los disgustados, descontentos y deudas. Realmente era una compañía muy desalentadora. En ese momento David había perdido la pericia. Ese momento fue uno en el que se perdió el gozo, la paz y llegó la inquietud. Cuando se pierde la fe se pueden cometer errores que pueden costarnos la eternidad. ¿Qué hacer? 1. Entreguemos nuestra crisis al Señor Jesús. Vuelve tu rostro a Dios. En muchas ocasiones usted espera que Dios se mueva pero Dios está esperando que tú te vuelvas a él y dejes de hacer las cosas de acuerdo a tu ciencia. Seguir utilizando nuestra propia ciencia es inútil. 2. Dios no ha terminado contigo. El propósito de Dios no se limita a lo que te ocurre, más bien, lo que te ocurre está en el propósito de Dios. Estás en el crisol. Estás en el proceso de aprendizaje. No puedes echarte a morir porque si fuera por morirse Dios toma tu vida. Por más que intentemos evadir a Dios, cual Jonás, Dios cumplirá su propósito. Dios tiene un plan contigo. ¿Entendió? Dios tiene un plan contigo aunque no entiendas tu angustia. Es momento de entender el secreto de este salmo “Entonces clama a Dios en la angustia”. 3. Fortalécete en Dios. Créeme que no hay santero, ni adivino, ni agorero, ni clarividente, que pueda fortalecer tu vida. Solo Dios hace al ser humano feliz. Hay quienes buscan que les lean la mano pero no dejan que Dios les lea el corazón. Creen que serán librados de sus aflicciones como por arte de magia. Fortalécete en Dios y Dios te librará de tu aflicción. El Salmista sabía que toda ciencia era inútil y que en ella se pierde toda pericia. Es vital fortalecernos en Dios para que Dios cambie le tempestad en sosiego y las ondas sean apaciguadas. Oremos: Dios bueno y de infinita sabiduría. Delante de ti estamos para seguir caminando. Es por ello que te pido perdón por mi pecado. Mi corazón está contrito y humillado delante de ti. Nada puede afligirme más que sentir que no te agrado. No hay sabiduría más grande que tenerte temor a ti. Entregar mi crisis a ti es saber que ninguna capacidad propia me libra de la aflicción. En ti estoy para que me fortalezca tu Espíritu. Toma mi ser y calma mi tempestad. Que nada me turbe o me espante porque tú eres mi fortaleza. En el nombre de Jesús, amén. ¡Oyendo no entienden, viendo no comprenden! Isaías 6.9
La multitud de los tiempos de Jesús se encontraba en un estado espiritual similar al nuestro. Cuando se es incapaz de comprender la revelación del reino de Dios en nuestros corazones y actitudes “oyendo no entendemos y viendo no comprendemos”. Cuando la mente está cerrada, llena de prejuicios, indiferencias, y pareciera que no necesita nada de Dios entramos en la incomprensión del reino de Dios en nuestras vidas. Rechazar el mensaje de Jesús es hacer exactamente lo que hizo el pueblo en aquel tiempo. Cuando el mensaje de Jesús censura nuestras acciones podemos decidir si oír y comprender o hacernos los sordos y no querer comprender. Jesús busca que nuestra respuesta sea inteligente. ¿Qué nos mueve a servirle? Muchas personas llegan a Jesús buscando mil cosas, incluso creen que el evangelio es una vara mágica y se olvidan que no se trata de que Jesús nos de cosas, sino de un estilo de vida. NO podemos convertirnos en sordos espirituales y reducir nuestra vida a un caminar por la vida sin compromiso con Dios. Dios se comprometió con nosotros a través de su hijo. Jesús vino a cambiar en lo más profundo el corazón humano. Jesús trabaja en nuestro interior para transformarlo y comprenda la revelación del reino de Dios. Jesús ve más allá de lo que todos ven de ti. Entonces, si la Palabra de Dios ha llegado a tu vida, ¿cómo la estás viviendo? Es tiempo de afirmar la Palabra de Jesús en nuestro corazón con compromiso. Oremos: Dios de bondad y gran poder. Tu Palabra nos confronta y nos desafía. Solo te suplico que la misma en nuestros corazones no sea una simple palabra sino la razón por la que seguimos siendo transformados. Queremos oír y entender, ver y comprender. Que tu Palabra en mi corazón sea un estilo de vida. En el nombre de Jesús, amén. |
AutorPastor José Báez Báez Categorías
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September 2017
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