"un ca-fe
con dios"
Rvdo. José L. Báez báez
Cuando entramos en una batalla inesperada, es necesario mantener los oídos espirituales abiertos. La Palabra de Dios va a llegar como aliento en cualquier momento, a través de un sermón, una canción, un poema, etc. Dios, de seguro le va a hablar. A Job le dijo:
Job 22.23-28 "Si te volvieres al Omnipotente, serás edificado; alejarás de tu tienda la aflicción; tendrás más oro que tierra, y como piedra de arroyos oro de Ofir; El Todopoderoso será tu defensa, y tendrás plata en abundancia. Porque entonces te deleitarás en el Omnipotente, y alzarás a Dios tu rostro. Orarás a él y él te oirá; Y tú pagarás tus votos. Determinarás asimismo una cosa, y te será firme. Y sobre tus caminos resplandecerá luz". 1. Vuélvete a Dios para que comience en tu vida la edificación de lo que no puedes edificar ni con tus manos, ni tus esfuerzos. 2. Dios alejará la aflicción de ti. Eso es promesa a consecuencia de volvernos a él. 3. Las riquezas que Dios te dará serán mayores que tus posesiones. 4. El Todopoderoso será tu defensa. Tener a Dios como defensa es tenerlo todo y no temerle a nada. 5. Dios será tu deleite y alzarás tu rostro a Dios que te ha defendido en medio de tu aflicción. 6. Orarás a Dios y él te oirá. Solo escucha lo que Dios tiene que decirte cuando ores. NO te apresures a salir corriendo de la oración sino escucha. 7. Sobre tus caminos resplandecerá luz. La bendición de Dios sobre tu vida está sujeta su conversión, a si te vuelves a Dios. Fíjate que Job tenía tierras, pero Dios le dijo: "tendrás más oro que tierra". Es posible que tengas muchas cosas, pero no son más valiosas que lo que Dios te puede dar. La oración marcó el cambio y el rumbo en la vida de Job. También en tu vida puede cambiar el rumbo de tu vida. Más adelante Job dice: "senda que nunca la conoció el ave, ni ojo de buitre la vio, nunca la pisaron animales fieros, ni león pasó por ella". El camino por el cual Dios te lleva no lo vio el ave, ni lo ve el buitre, ni lo pisan los animales feroces, ni pasa león por él. En el NT , en la parábola del sembrador, las aves intentan devorar parte de la semilla, (Mc 4). ¿Quién puede robarse lo que no sabe dónde está? Satanás tratará de comerse lo sembrado en ti, pero hay un camino espiritual que está lejos de los ojos del que se come la semilla. Hay un camino espiritual por el cual el león no puede caminar. No desmayes a causa de tu aflicción porque los tesoros de Dios son mejores que lo que tú tienes y los caminos de Dios le son revelado a quienes tienen el Espíritu de Dios. En la oración descubrirás que las sendas en Dios no pueden ser tocadas ni vistas por quien pretende hacer de tu día una tormenta. Vuélvete a Dios y ora para que su luz resplandezca sobre tu caminar. Oremos: Vengo a ti, Señor Jesús, y sé que pondrás fin a la oscuridad, a la aflicción porque tú has vencido. Me aferro a ti porque los secretos de tu reino solo puedo descubrirlos orando. Ayúdame a confiar en todo tiempo para que mi camino no carezca de luz. En tu nombre, amén.
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Gálatas 2.20 "Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, más vive Cristo en mi...".
Lo que Pablo acaba de decir es que ha muerto a la Ley para continuar vivo en Cristo. Pablo está aclarando que quien está en su corazón no es él mismo sino Cristo. Es una nueva vida en Cristo. Es que Cristo, el resucitado, vive en el creyente. Cuando Cristo está en nuestro corazón, en nuestra casa, en nuestro ser, hay un nuevo orden. En la antigüedad el Espíritu estaba en las personas, pero ahora Jesús vive en el creyente. Si Cristo ha sido aceptado desde la fe se desata una nueva construcción en el ser humano. No se trata meramente del ejercicio de la fe sino que esa fe es el vínculo de unión con el Cristo resucitado. Ese Espíritu le permite al creyente vivir las primicias de lo que será la vida venidera. El que estemos juntamente crucificados plantea la entrega afirmada en Cristo. Dios está en Cristo reconciliando al mundo consigo mismo, así que Cristo es la reconciliación y el perdón para nosotros/nosotras. El perdón de nuestros pecados en Cristo nos llama a vivir en él. Ese vivir en Cristo es que la gracia nos haya encontrado. Cristo hace una nueva personalidad en mi. Deja que la vivencia del resucitado sea en ti una nueva experiencia. Permítele a Cristo fracturar tu "yo" para que se inserte en ti para siempre el Espíritu del Resucitado y solamente viva él en ti. Oremos: Señor, te alabo y te exalto. Te doy gracias por haber llegado a mi vida. No me arrepiento de haberte conocido. Sé que no merezco tu perdón, pero tu entrega y amor me han reconciliado con la eternidad. Gracias por ello. En el nombre de Jesús, amén. Juan 7.53-8.11
En estos días se habla de cerrar la "Procuraduría de la Mujer". Nuestra historia ha estado manchada por el desequilibrio social. Por mucho tiempo las mujeres han sido víctimas de acoso sexual, de abusos físicos, emocionales, sicológicos, etc. Dicho panorama social es uno de tristeza y dolor para cada uno de nosotros. Las mujeres han sido reducidas por muchos a esclavas de la casa, a esclavas laborales, a simples objetos del sistema patriarcal. ¿Quién hace justicia? ¿Quién defiende? ¿Quién les hace equidad? Aún la "iglesia", no en todos los casos, han violentado, la mujer. Creo que nuestra sociedad ha mejorado, pero nos falta mucho camino. Los políticos se creen que esto es un asunto de cerrar las puertas de una casa, de un cuarto o algún edificio. No se puede permitir que se siga lastimando a ningún ser humano. Ni mujer, ni niño, ni niña, ni hombre, ni anciano, ni anciana, ni extranjero, etc. ¿Qué haría Jesús? Esa es y debe ser la pregunta de la Iglesia y la de quienes afirmamos los valores del Reino como norte de nuestras vidas. A Jesús le trajeron una mujer sorprendida en adulterio. Sorprendida en el acto mismo del adulterio. Dicho sea de paso, acto en el que Dios viene sorprendiendo a su pueblo cuando adultera su fe y por el que debió extinguirlo. La tradición fue la base para la acusación pero no para el veredicto. Expusieron a Jesús a interpretar la Ley con aquella mujer acusada de frente. Una Ley interpretada sin Espíritu es una Ley que mata y apedrea. La Ley del Sinaí fue escrita por el dedo de Dios en piedra, según la tradición, pero ese Dios encarnado en Jesús es capaz de interpretar la misma ley volviendo a escribir con su dedo sobre la tierra. Jesús ha planteado con su escrito en el suelo una nueva manera de interpretar los juicios de los fariseos y los escribas. Lo que Jesús reescribe esperanza a quienes son condenados por los sistemas de pureza. El sistema religioso se adueño de la Ley pero no de la gracia. Jesús nos recuerda: "El que de vosotros esté sin pecado sea el primero en arrojar la piedra contra ella". Esas palabras liberan, llaman, desafían y nos recuerda que somos vulnerables en todo momento. La Ley estaba en cada piedra que habían tomado aquellos del pueblo, pero de igual forma la ineludible culpa de pecado. No nos apresuremos a cerrar las puertas de la vida a quienes tienen derecho a vivir como vivimos los demás. Las puertas de la procuraduría no pueden cerrarse ante la política partidista. No es un asunto político sino humano. Jesús no permitió que la esperanza se acabara en la vida de aquella mujer. Las mujeres no son algo más en la sociedad sino que son de la sociedad. NO necesitan un sitial es de ellas. Jesús dignificó, como hombre, lo que otro hombre quiso hacer indigno. Nuestro llamado es decir que el procurador de la vida es alternativa y lo es él, entonces, también la iglesia. Las significancias de la iglesia no puede ser si se pinta de tal o cuál color, ni de cuántas flores o cuántos bancos tenemos, sino que debe ser afirmar la vida. Oremos: Señor, Jesús, ayúdanos a no condenar, como institución. Necesitamos que nos ayudes en este tiempo en el que se atenta contra la vida. Quien atenta contra la vida es enemigo, porque tú vienes a darla y en abundancia. En este momento reprendemos todos aquellos que quieren cerrar la procuraduría de la mujer como si se tratara de un juego. Pon corazón de carne en este liderato político que tenemos y ayúdanos, como iglesia, a discernir como Jesús: ¿Dónde están los que te acusan? Permite que se vayan. Cuida y pon tu mano divina allí donde alguien quiere hacerle daño a un ser humano. Dios en tus manos hay esperanza de vida. En tus manos hay una nueva manera de interpretar para vivir. En tus manos estamos todos y todas. En tu nombre, amén. Isaías 35.3-4 "Fortaleced las manos cansadas, afirmad las rodillas endebles. Decid a los de corazón apocado: Esforzaos, no temáis, he aquí que vuestro Dios viene con retribución, con pago; Dios mismo vendrá y os salvará".
He llamado esta reflexión en el desierto porque muy pocas veces nos complacemos en el desierto. El gozo que experimenta el escritor es un gozo que riega y vivifica todo. La razón de su gozo es la gloria del Señor, su recompensa y redención. Hay gozo y complacencia en el desierto. ¿Por qué? Porque ya están redimidos, rescatados y marchan camino a Sión. La promesa ya es realidad y el desierto se convierte en paraíso reencontrado. Entonces, la presencia de Dios no está sujeta a los lugares sino que trasciende a nuestras necesidades, a nuestros desiertos. No estás sola o solo en ese desierto. Así que "fortaleced las manos cansadas, afirmad las rodillas endebles". No te acobardes ahora, sino esfuérzate. No bajes los brazos sino fortalécelos. Desecha tus temores en el nombre de Jesús. Dios mismo vendrá y nos salvará. NO es tiempo de cobardía sino de afirmar de qué estamos hecho. Dios te dio espíritu de poder y dominio propio. No te detengas porque en nuestros desiertos está la posibilidad de una promesa inminente. Tu desierto no es el final, sino el camino para llegar. El desierto no es nuestra debilidad, nuestra desesperanza sino el espacio para encontrarme con Dios y depender de él. Si estás en un desierto en tu vida no flaquees sino afírmate porque ya sabes enfrentarlo. Que tu desierto no sea tu espacio para morir sino tu razón para vivir. Oremos: Dios de los montes, de los valles y también de los desiertos. Nuestras fuerzas menguan como el día y la noche. Nuestras esperanzas se distancian cual horizonte, pero confío en que no importa el rostro que tenga mi desierto o el nombre que tenga es camino. De manera que si es camino la marcha continua. Permite, si te parece, como bien dijera una joven nuestra, que tu Palabra me fortalezca. Me esforzaré en tu nombre y me afirmaré en tu presencia. En el nombre de Jesús, amén. |
AutorPastor José Báez Báez Categorías
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September 2017
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