"un ca-fe
con dios"
Rvdo. José L. Báez báez
Fuerza es la capacidad para realizar un trabajo. Así lo aprendí en la escuela en la clase de ciencias, particularmente en física. Hay diversas fuerzas "la fuerza bruta" que se aplica sin racionalidad; "la fuerza física" que se remite a músculos; la "fuerza del viento", "fuerza para soportar peso" como las hormigas que sostienen un peso superior al suyo. También está "la fuerza de voluntad" que envuelve hacer el esfuerzo necesario. La fuerza es acción.
Como humanos no podemos hacer más allá de nuestras capacidades. Dios no nos exige eso. Dios solo nos pide lo que ya nos dio. Efesios 6.10 "Por último, fortalézcanse con el gran poder del Señor". Si no tienes fuerzas no te preocupes porque el Dios nuestro "multiplica las fuerzas al que no tiene ninguna". Así como lo oyes hermano/hermana las fuerzas nuestras son como las baterías recargables. Eso quiere decir que basta con colocar nuestra confianza en Dios y nuestras fuerzas serán recuperadas por la gracia de Dios. Él es nuestra fuente de energía. Nuestras luchas no son carnales sino espirituales y para esas batallas tus conocimientos son muy limitados. Necesitas caminar de la mano con Dios, hablar con Dios, enfrentar con Dios porque es una batalla espiritual. NO existe título académico y conocimiento científico que detenga la muerte. Para vivir esperanzados y fortalecidos en el Señor debemos tener a Dios. El poder de Dios no es pequeño sino que es "el gran poder del Señor". ¿De quién vas a temer? Dios es tu fuerza. Renovar nuestras fuerzas es fortalecernos en el gran poder de Dios que es ese centro de recargar para el creyente. Cuando el poder de Dios fortalece nuestras vidas no importa cuán grande sea el enemigo no temeremos. NO importa la fuerza que estés utilizando hoy si no vas a nuestro Dios actuarás sólo, pero si acudes a Dios serás fortalecido/a con el poder de Dios. Oremos: Dios de toda fuerza. Tu poder es tan grande que sostiene y fortalece todos los momentos en que no nos sostenemos. Acudo a ti para que allí en mi cansancio tu mano me sustente y llene de fuerza. Espíritu Santo renueva mis fuerzas y permíteme dar pasos firmes sin mirar atrás. En el nombre de Jesús, amén.
0 Comments
Y en esto sabemos que hemos llegado a conocerle: si guardamos sus mandamientos.… 1 Juan 2:3,4.
Durante esta semana pasada nos han presentado a Jesús. ¿Lo conociste? Hoy es un nuevo día para hacerlo. Oremos: Señor y Dios de la vida me agrada tu compañía. Guardar tus mandamientos es mi deber y mi mayor desafío. Solo te pido que me guíes y me ayudes porque un día no quiero que tú me digas que no me conoces. Sé que cuando hablas confrontas y mi mayor anhelo es continuar tras tus pasos. En tu nombre, Jesús, amén. Descendí a casa del alfarero, y hallé que él estaba trabajando en el torno. Y la vasija de barro que él hacía se echó a perder en sus manos, pero él volvió a hacer otra vasija, según le pareció mejor hacerla. Entonces vino a mí palabra de Jehová, diciendo: «¿No podré yo hacer con vosotros como este alfarero, casa de Israel?, dice Jehová. Como el barro en manos del alfarero, así sois vosotros en mis manos, casa de Israel». Jeremías 18.3–6[1]
Hagamos como el profeta y descendamos a casa del Alfarero. Dios siempre está trabajando en el torno. Es bueno encontrar a alguien siempre que lo vamos a buscar. ¿Se dio cuenta que la vasija estaba en formación? ¿Que se echó a perder en sus manos? Me dirá que sí, pero ¿estás dispuesto a entrar en esas manos? Así como José, Job, Daniel e incluso Jesús? Entrar en las manos de Dios es dejarse moldear. Ser maleable y dócil. Es un proceso difícil. Ser otro nos cuesta, pero en las manos de Dios no lo determinamos nosotros sino él. "... pero él volvió a hacer otra vasija, según le pareció mejor hacerla...". ¿Sabes que así eres en las manos de Dios? Oremos: Dios tú eres mi alfarero y me das forma cada día. Hoy es como ese día, Jesús pasó por ese proceso. No hay nada que se pierda en tus manos Maestro porque en ti siempre estamos en procesos de formación. Hoy llego a tu casa y te suplico que me vuelvas a hacer según te parece. En el nombre de Jesús, amén. Yo estoy en la casa del Alfarero (Dios) ¿y tú? Llega que el Afarero te espera... [1] Shaw, C. (2005). Alza tus ojos. San José, Costa Rica, Centroamérica: Desarrollo Cristiano Internacional. |
AutorPastor José Báez Báez Categorías
All
Archivos
September 2017
|