"un ca-fe
con dios"
Rvdo. José L. Báez báez
1 Corintios 13.13 "... pero el mayor de ellos es el amor" En este tiempo, donde se celebra y se honra el amor y la amistad, es meritorio destacar su importancia desde el perdón. El perdón como dice W. G. Jeanrond, "no es una condición previa y necesaria del amor, pero sí es, ciertamente, una dimensión necesaria de todas las relaciones amorosas". Entonces, ¿de qué nos debemos cuidar? Todas las relaciones humanas en la red del amor se ven amenazada por el fracaso, las problemáticas en la comunicación, las heridas infligidas -deliberadamente o no - y el pecado. "Pecado", se refiere aquí tanto a la falta deliberada de respeto al otro/otra, al propio yo, a Dios y a la creación de Dios. También ese pecado se extiende a la falta de respeto cuando ignoramos la injusticia, la opresión y la explotación. Participar en ese pecado es una manera de destruir las relaciones amorosas. Dicha participación en formas de expresiones racistas, sexistas, discriminatorias por razón de edad, patriarcales o matriarcales, etc. Estas expresiones ponen en tensión y riesgo el perdón por el fallo personal.
Es por ello vital ver la relación estricta entre el amor y el perdón. Ya se ha dado cuenta que la entrega a la pasión del amor significa sufrir una disciplina que en ocasiones alcanza el clímax en la práctica del perdón. La aceptación del daño causado o la herida fecunda da lugar al perdón para seguir amando. Así es que Jesús lo mostró desde la herida en la cruz perdonando por causa de la ignorancia. Ese perdón de Jesús aflora, incluso en los que te quieren quitar la vida. Ningún pecado, por grande que sea, es grande para el amor de Dios. El perdón, por lo tanto, rehabilita las relaciones con otros seres humanos, con Dios y con la naturaleza. Cuidémonos del amor matemático porque son expresiones que conducen a la reciprocidad pero no a la sinceridad y la relación verdadera. ¿Sabe que hay gente que no puede amar porque no puede perdonar? Quien tal haga no puede llamarse cristiano o cristiana. Cuando perdonamos hay deseo de una relación nueva y creativa, así como un deseo de trascendencia y transformación del otro/otra. Quien se niega a perdonar se niega a vivir y quien deja de vivir deja de amar. Cuando dejamos de amar de nada sirve lo que hagamos porque no hemos construido nada, sino que hemos caminado solos/solas y aquí no se puede caminar solo ni sola. Perdonemos y amemos para que lo que hagamos no sea estéril sino que se traduzca en frutos de vida. Oremos: Dios, yo hablo lenguas humanas, pero no las angelicales. No lo sé todo, no tengo toda la ciencia, no tengo toda la fe, no tengo todos los bienes para dar, pero sí te tengo a ti. En ti aprendí a perdonar, aprendí a amar y jamás cambiaré eso por las riquezas terrenales. He sido herido, pero jamás como tú Señor, he sido insultado, pero jamás como tú, he sido traicionado, pero jamás como tú, jamás me han vendido como te vendieron a ti, jamás me han azotado como a ti, jamás me han puesto clavos como a ti y si aún así perdonaste por amor, entonces me corresponde decirte gracias. No soy quien para negarle el perdón a alguien. Ayúdame para que en donde fui herido pueda siempre ver la realidad del perdón para volver a ver en el otro y la otra tu rostro. En el nombre de Jesús, amén. Adaptado de: Jeanrond, Werner G. Teología del amor. Santander, España: Sal Terrae, 2013.
1 Comment
Marisel
14/2/2014 01:39:04 am
Amén! Q así nos ayude Dios.
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AutorPastor José Báez Báez Categorías
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September 2017
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