"un ca-fe
con dios"
Rvdo. José L. Báez báez
Juan 9,1-41 El relato es inolvidable. Es más que la tradicional "curación del ciego de nacimiento". Es el recorrido interior que hace un ser humano perdido en las tinieblas hasta encontrarse con Jesús, "Luz del mundo". Solo sabemos que no tiene nombre, que pide limosna a las afueras del Templo. No conoce la Luz, no la había visto nunca. No puede caminar ni orientarse por sí mismo. Un día Jesús pasa por su vida y es por ello que el ciego deja que trabaje con sus ojos. No sabe quién es, pero confía en sus palabras. El encuentro con Jesús va a cambiar su vida. Los vecinos lo ven transformado, es el mismo pero parece otro. Las preguntas que le hacen constantemente le llevan a contestar, "solo sé que era ciego y ahora veo". No sabe de dónde es Jesús ni quién es pero sabe que viene de Dios porque su teología se basa en la experiencia de la fe.
Quien no sabe qué es la luz, es ciego. Ciego porque desconoce que su destino será vivir en tinieblas. La ceguera o el mundo en tinieblas en el que se puede encontrar una persona no impide que Jesús le hable y mucho menos le visite. No importa si todavía estás en tinieblas, en cosas que ciegan tu esperanza, prepárate porque cuando Jesús pasa habla y transforma. Si las tinieblas te controlan la vida y dirigen tu voluntad, entonces escucha la voz de Jesús, "ve a lavarte los ojos, limpia tu mirada y comienza a ver". Esto provocará que la gente te pregunte, te margine, te excluya porque tus respuestas no son racionalmente entendidas, sino espiritualmente asombrosas. Cuando el Señor cambia nuestras vidas quienes lo saben todo quedan atónitos por las palabras incomprensibles de la fe. Aquellos que lo saben todo imponen su verdad para en ella expulsar, excluir, censurar y lastimar a quienes consideran ignorantes. Eso fue lo que le pasó al ciego. Al ciego lo expulsaron de la Sinagoga y sin saber nada de lo que sabían los sabios, ahora no solo ha experimentado a Jesús, sigue sin saber lo que le ocurrió, pero desde la expresión de un milagro. "Yo sé que era ciego y ahora veo". Que bueno que Jesús vino para que los que no ven vean. A Jesús no le gusta la religión defendida por escribas seguros y arrogantes, que manejan autoritariamente la Palabra de Dios para imponerla, utilizarla como arma o incluso excluir a quienes se sienten de manera diferente. Quienes creen saberlo todo sobre Dios no saben nada de Dios. Jesús no quería que aquel hombre siguiera repitiendo una doctrina farisaica, sino que testificara su experiencia personal de encuentro con Jesús, que continuara predicando apertura de ojos y corazón. El Señor levantó un testigo que experimentó La Verdad. El Señor encontró uno en quien manifestar su poder y le hizo testigo de su poder. No necesitamos fanáticos que defiendan "verdades "de manera autoritaria y lenguajes vacios, tejidos de tópicos y frases hechas. Necesitamos creyentes de verdad, atentos a la vida y sensibles a los problemas de la gente. Buscamos gente que al conocer la Luz no se vuelva a las tinieblas. Oremos: Señor Jesús, Dios nuestro. Gracias porque cuando llegaste a mi vida no solo me sacaste de las tinieblas a la luz, sino que me has enseñado a vivir en la luz. Guíanos cada día y guárdanos de las tinieblas que pretenden alcanzarnos. Sustenta nuestros pasos para ser testigos de tu poder mientras la vida dure. En tu nombre, amén.
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AutorPastor José Báez Báez Categorías
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September 2017
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