"un ca-fe
con dios"
Rvdo. José L. Báez báez
Una respuesta blanda
"La blanda respuesta quita la ira", Proverbios 15.1 Las respuestas son la acción tomada desde diversas circunstancias. Respondemos a una hornilla caliente", sacando la mano; a un tropiezo, evitando caer, etc. Por otro lado la vida del ser humano contiene toda una serie de repuestas a las realidades que vive. Solo quiero mirar las respuestas a quienes vienen iracundos. Todo lo bueno viene de Dios. Todo lo que posees de Dios hará de ti un mejor ser humano. El hablar bien y responder sabiamente provocará una sociedad sabia. La ira en la vida del ser humano revela nuestra naturaleza, pero la bondad afirma la opción de ser diferentes. Lo que digas dice mucho de ti. Las palabras que utilices te describen a ti no a quien insultas. Deja que el Espíritu implante en ti el amor de Cristo y responde por lo que has creído. Tus respuestas pueden afirmar la vida o destruirla. Si alguien está iracundo y no sabes qué decir, mejor ora y no digas nada. Tu respuesta dejará saber que eres de bien y no de mal. Oremos: Dios y Padre de todo ser humano. Perdona las veces que mis respuestas no han sido las mejores. Dame paciencia para vivir en el buen hablar y hablar desde mi vivir. Todo lo que soy está en tus manos. En el nombre de Jesús, amén.
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¿Quién es el mayor en el reino de los cielos?, Mateo 18.1
Esa fue la pregunta que le realizaron los discípulos a Jesús. Una pregunta que implica poder y prestigio. Autoridad y privilegios. Es una pregunta inadecuada y curiosa. Incluso plantea que esa discusión la habían tenido los discípulos y luego se la hacen a Jesús. ¿Quién dijo que el reino de Dios tiene privilegios? ¿Quién quiere estar por encima de quien y por qué? ¿Qué es lo que nos importa más? ¿Estamos más interesados en nuestras posiciones o en el cumplimiento del reino en la tierra? ¿Es más importante saber quién es mayor en el reino de los cielos? Hay que ser como un niño. Oremos: Dios de poder y autoridad sobre la vida. Delante de ti me presento para dejar en ti cualquier deseo o ambición de poder. No permitas que mi corazón se corrompa por ser más que los demás. Enséñame a ser cada día más como tú. En el nombre de Jesús, amén. Lucas 5.17-20
Con tu fe otros pueden recuperar la vida. Jesús enseña a los maestros . ¿Cómo? Eso es así. El que enseña, enseñado. El poder de Jesús se mostraba, aún, sobre la enfermedad. ¿Qué hacer? Traer a Jesús nuestra vida en camilla. Aquellos individuos colocaron su amigo en camilla delante de Jesús. No encontraban por donde entrarlo, así que subieron al techo, abriendo un hueco en las tejas, bajaron al enfermo en la camilla, allí en medio de todos, delante de Jesús. ¿Se lo imagina? La fe de los amigos de aquel hombre en camilla provocó la compasión de Jesús. Tu fe puede provocar un milagro en tu familia, en tus amigos, en la comunidad, en la sociedad, en nuestro Puerto Rico. ¿Si nosotros no estamos esperanzados para los demás, entonces quién? Por tu fe y la mía otros y otras podrán recibir la salvación, nuestro país puede sanar, nuestra comunidad puede sanar. Oremos: Dios y Señor, me presento ante ti y presento a mi comunidad, mi pueblo, mi país y los demás. Si aquellos amigos rompieron hasta el techo para que la necesidad del otro fuera puesta delante de ti, entonces yo quiero poner delante de ti la condición de nuestra comunidad y de nuestros hermanos y hermanas. Ante ti espero en fe. En el nombre de Jesús, amén. "Pero fiel es el Señor, que os afirmará y guardará del mal", 2 Tesalonicenses 3.3
El primer elemento que sostiene nuestra vida es la fidelidad del Señor. Su acción de amor y cuidado sobre nuestras vidas "os afirmará", es decir, será nuestro fundamento. No temas a lo que haya que enfrentar porque también te guardará del mal. Te será protección porque esa es su definición de fidelidad "afirmar y guardar". Oremos: Tu eres Dios fiel. Afirmas nuestras vidas cada mañana. Nos guardas de todo lo malo. Cuida nuestras familias, nuestros vecinos, nuestra comunidad, nuestro pueblo, nuestra Patria, nuestra América Latina, nuestro Continente Americano, pero también cuida a cada europeo, africano, asiático y australiano. Necesitamos que nos libres del mal de la guerra, del discrimen, de la desigualdad, del maltrato a los niños y niñas, a la mujer, a los hombres, a los ancianos y ancianas. Tu fidelidad nos guarde del mal de la indiferencia, de la falta de perdón, de la xenofobia, del mal del rechazo, y de todo aquello que altera nuestro bienestar social. Escucha nuestro ruego y no permitas que más civiles mueran en Palestina a causa de malos portadores de tu nombre. Afirma y guarda nuestro corazón de la maldad de invadir y adueñarnos de lo ajeno. En tu nombre, Jesús, mi fiel Señor, amén. "Hubiera yo desmayado, sino creyese que veré la bondad de Jehová en la tierra de los vivientes. Aguarda a Jehová; Esfuérzate, y aliéntese tu corazón; sí espera a Jehová", Salmo 27.13-14
No desmayes porque la esperanza está en que verás la bondad de Jehová en esta tierra. Por cuanto has creído la bondad te alcanzará. Espera un poquito más y mantente fortalecido y con los ojos en Dios. Espera y no te desesperes. Sí, espera a Dios. Oremos: Dios de misericordias y bondades en esta tierra y ante las situaciones que vivimos esperamos en ti. A ti espero con la fe y la esperanza de que seremos alcanzados por tu bondad. En el nombre de Jesús, amén. "Pelea la buena batalla de la fe..." 1 Timoteo 6.12
Libra tu batalla en el Señor. No sucumbas a los vicios y tentaciones que destruyan tu vida. En el original de este verso es "contiende". Enfrenta tus batallas con autoridad. Aún cuando la agonía, la angustia o la ansiedad sean la cara del día levanta tu rostro en el Nombre que es sobre todo nombre y proclama "todo lo puedo en Cristo que me fortalece". Es desde esa expresión anterior que la contienda por la vida brota de la fe y es la misma fe la que me inspira a aferrarme a luchar. ¿Por qué no quieres seguir? ¿Qué está socavando tu vida? ¿Qué no te permite enfrentar tus gigantes? ¡Vamos! ¡Ánimo! ¡Pelea! ¡Enfrenta! ¡Sacúdete! Hay que seguir batallando contra toda tempestad. No olvides que Jesús, mientras los discípulos remaban para no hundirse les estaba viendo. Sigue batallando y tu fe te permitirá ver al mismo Jesús en medio de tu tempestad. No pierdas más tiempo esperando que otros y otras cambien, que vayan donde ti, que Dios los transforme porque no se trata de ellos se trata de ti. Cuando peleas la buena batalla de la fe te aferras a la vida eterna. Oremos: Dios que me sostiene. Que me permites un nuevo día. Haré en tu Nombre lo que hace tiempo no hago, enfrentaré lo que hace tiempo no enfrento, saldré a buscar trabajo y no a esperar que llegue, pediré perdón y no esperaré a ser perdonado, caminaré y no seguiré postrado, pelearé por mi fe y nadie impedirá que me aferre a vivir cada día. Me atrevo a luchar con las fuerzas que encuentro en ti. Afirmaré mis pasos porque no tendré temor de los días sino que los días serán mi impulso para confiar en ti. En el nombre de Jesús, Señor de mi vida, amén. La espera no es vana, sígue caminando.
Romanos 15.13 "Y el Dios de esperanza os llene de todo gozo y paz en el creer, para que abundéis en esperanza por el poder del Espíritu Santo". El Dios de esperanza es una definición rara. Insólita porque se considera la esperanza la compañera fiel del pobre. Ya una expresión de pueblo es: "lo último que se pierde es la esperanza". Como si estuvieran diciendo que lo último que se pierde es a Dios. Incluso, que lo último que se pierde es el Espíritu. Así que entre el principio de la esperanza y la virtud hay un cruce casi indefinible. Con la esperanza afirmamos la vida y con la esperanza esperamos. Cualquier tiempo es bueno para esperar, pero mejor es el de tribulación porque "producen paciencia y la paciencia consolida la fidelidad y la fidelidad consolidada produce esperanza y la esperanza no nos defrauda" ... Rom 5.3-5. Por lo tanto, en medio de este mundo de crisis la esperanza es la virtud más necesaria. NO te desanimes a causa de lo que ves porque la esperanza (Dios) nos salva. Es por ello que nos esperanzamos a comenzar desde el principio, de volver a creer en que Dios volverá a nuestra ayuda. La esperanza nos hace ver en nuestro país que mañana nos irá mejor. La esperanza no es solo para mí sino "para que abundéis en esperanza...". La esperanza en el Señor es como cuando usted compra uno de estos productos de ahora que regeneran el aire, perfumando todo un ambiente, que traen un nuevo olor, una nueva frescura, así es la esperanza del Señor en tu vida. Permítele a Dios que te vuelva a dar un nuevo olor en tu vida. Oremos: Dios de esperanza. Mil veces espero, aun cuando crea que es en vano, seguiré esperando. Volver a esperara es mi esperanza. Tu salvación es mi mayor esperanza, mi esperanza fiable, con la cual afronto mi presente, aunque sea fatigoso, duro, contrario, lo puedo vivir porque me dirige a una meta y sé que es una meta grande porque el esfuerzo mismo lo revela. En fe camino, creo y espero. Estamos en la espera de ver tu mano sobre nuestras vidas con esperanza, nuestro pueblo con esperanza, sobre nuestra familia con esperanza, sobre nuestra comunidad con esperanza y sobre las iglesias con esperanza. En el nombre del Dios de esperanza y nuestro Señor Jesucristo, Amén. |
AutorPastor José Báez Báez Categorías
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September 2017
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