"un ca-fe
con dios"
Rvdo. José L. Báez báez
Marcos 2.21-22 "Nadie pone remiendo de paño nuevo en vestido viejo; de otra manera, el mismo remiendo nuevo tira de lo viejo, y se hace peor la rotura. Y nadie echa vino nuevo en odres viejos; de otra manera el vino nuevo rompe los odres, y el vino se derrama, y los odres se pierden; pero el vino nuevo en odres nuevos se ha de echar.
Fui el mayor en mi casa y mucha de mi ropa siempre ha sido regalada. NO me avergüenzo porque implica el cuidado de Dios para mi vida. Sencillamente Dios me ha cuidado siempre. Cuando se rompía algún pantalón tenía que seguir utilizándolo. Ir con un pantalón roto no me molestaba, pero la gente me miraba. NO sé qué ocurre que ahora los venden con rotos y se los ponen como si fueran nuevos. No estoy diciendo que eso esté mal. Solo hablo de mi experiencia con los pantalones rotos. Lo peor que me ocurrió fue que se rompiera mi pantalón favorito, (ahora son los que se usan una y otra vez), porque la rotura fue tal que no pude volver a ponérmelo. Eso implicó cambiar pero no remendar. Los remiendos nuevos en vestidos viejos rompen el vestido viejo porque al lavarse encoge el remiendo nuevo y el viejo estira provocando una mayor rotura. No trates que Dios haga cosas nuevas en ti con las mismas actitudes, el mismo carácter, las mismas palabrerías, los mismos pensamientos, etc. Dios no remienda Dios hace cosas nuevas. Lo que les quiero plantear es que hay cosas que no caben en otras porque su final será peor. Dios no es igual a nosotros y es esa la razón por la que no cabe en nuestros viejos moldes, estilos, etc. Es por ello que no puede haber un derramamiento del Espíritu Santo y conservar los mismos odres. Aferrarnos a nuestros hábitos, agendas, viejos moldes y patrones de vida no permitirá que el Espíritu Santo rompa los odres viejos. Es decir, las cosas viejas de ti. Los odres eran hechos de piel de animales. Así que cuando se hacían viejos se rompían si les echaban alguna bebida fuerte. Por otro lado los odres nuevos son flexibles. Cuando aceptas al Señor eres un odre nuevo (con flexibilidad) para que el Espíritu Santo comience a operar cambios e introduzca en ti su voluntad. No importa la edad que tengas si aceptas al Señor eres un odre nuevo. Definitivamente es volver a comenzar una agenda. Quien no produce fruto de arrepentimiento es quien dice: "Tengo el Espíritu Santo, pero no tengo el fuego". Es quien expresa: "yo no voy a cambiar a mí que me dejen así, por eso yo no voy a la iglesia". Comentan: "Si Dios me va a cambiar que me lo diga". Otros informan: "a mí que no me vengan a decir que cambie algo porque Dios me conoce". ¿Cómo es que quieres que Dios te bendiga, te prospere, te cambie y no quieres hacer nada por ti? Hermano, hermana para que en nuestras vidas haya transformaciones no sigamos con los remiendos, ni con los mismos estilos viejos. NO puede mejorar/cambiar un matrimonio que quiere continuar haciendo lo mismo, un noviazgo que sigue fuera de la voluntad de Dios, un hijo que no tiene mejores ejemplos, un creyente que no quiere dejar de vivir viejos patrones y estilos. ¿Quieres que el Espíritu Santo irrumpa en tu agenda? Pues no le puedes decir, "Señor cambia mi vida, pero no mi formalismo". Tampoco le puedes decir: "no me quites la bebida, ni el vicio, ni mis tentaciones". Ni le puedes decir, "eso me gusta y no lo puedo controlar". Mentiras del diablo, porque para Dios no hay nada imposible. Deja que Dios irrumpa en tu vida y cambiará y hará cosas nuevas allí donde crees que no puedes. Permítele al Espíritu Santo hacer y él hará. Oremos: Dios estoy listo para que irrumpas en mi vida, a través de tu Espíritu Santo. Quiero que sepas que mi agenda está sujeta a la tuya. Cambia en mi vida lo que tengas que cambiar porque para ti no tengo reservas. Vengo tal cual soy para que me formes conforme a tu voluntad. Acércate a cada una de mis debilidades y susténtame con la diestra de tu justicia. Haz tu trabajo, Espíritu Santo, porque si he de iniciar una nueva agenda hoy quiero que sea contigo. Que tu Espíritu me llene y me guíe. Aquí estoy. No importa lo grande que pueda ser la tentación, resistiré en tu nombre porque tú me auxiliarás. En el nombre de Jesús, amén.
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2 Crónicas 20.12,15,17
Nosotros/nosotras en nuestra propia fuerza y sabiduría somos impotentes. Aunque haya algunos que crean que lo saben y lo pueden todo. El rey Josafat decía: "en nosotros no hay fuerza contra tan grande multitud que viene contra nosotros; no sabemos qué hacer, y a ti volvemos nuestros ojos". Nuestras fuerzas se debilitan a causa de la multitud, porque sentimos que es grande el enemigo. Nos debilitamos cuando vemos que lo que tenemos que hacer se nos complica, se nos dificulta. Incluso, no sabemos qué hacer. Todos tenemos momentos en que no sabemos qué hacer. Quizás te encuentres así. Eso ocurre cuando nuestros ojos están desubicados. Nuestra mirada se pierde y sentimos que la barca se hunde. Sin embargo, cuando nos volvemos a Dios, y nos ponemos en sus manos de forma incondicional, nos da fuerza aunque no tengamos ninguna, me hace caminar sobre las aguas, me permite cruzar el Mar Rojo, me levanta, me sostiene, etc. Volvernos a Dios es volver a soñar. Cuando nos volvemos a Dios, entonces, podemos levantar nuestra cabeza y afirmar "no con ejércitos, ni con espada, mas con tu Espíritu". Es por eso que el rey Josafat dijo: "NO te amedrentes, delante de esta multitud tan grande, porque no es vuestra la guerra, sino de Dios". "Paraos, estad quietos, y ved la salvación de Jehová con vosotros". Oremos: Dios y Señor Jesús, cuando nuestro gigante está de frente sé que mi mirada debe estar puesta en ti. Cada dificultad por grande que sea la entrego a ti. Mis ojos se vuelven a ti para que me guíes en todo tiempo. Estoy tranquilo porque mis batallas son tus batallas y me pongo en pie en tu nombre para ver la salvación sobre mi casa, la iglesia, mi pueblo, mi patria y todo lo que has puesto para que yo vea. No tengo miedo, aunque mis fuerzas sean débiles porque tú estás conmigo. En el nombre de Jesús, amén. Salmo 91.1
Este salmo nos habla de quién es Dios. "El que habita al abrigo del Altísimo, morará bajo la sombra del Omnipotente". Es una expresión que se complementa y no que es distinta. Los verbos son sinónimo "habitar y morar". Al abrigo del Altísimo - Quien conoce a Dios descubre esta realidad en su vivencia. Dios es refugio, es quien proporciona calor, que rodea con el aliento de su Espíritu y no desprotege nada en nuestras vidas. Dios es el abrigo con el que debemos siempre estar abrigados. En tiempos de lluvia nos brinda calor y en tiempos de calor nos brinda sombra. Morará bajo la sombra del Omnipotente - Es el que vive plenamente en el quehacer de Dios, y en los privilegios de un hogar. Es la sombra que impide que las influencias externas del reino de las tinieblas nos dañen y nos aparten del propósito de Dios. Si sabemos que Dios es Omnipotente, entonces, no debemos separarnos de él porque todo lo sabe y nada le es difícil. ¿Nada? Nada le es difícil. En cada situación familiar, ministerial, económica, anímica, espiritual, en que somos atacados por el enemigo de Dios y de las almas, Dios ha sido nuestra morada. ¿Quién es Dios para ti? Ya yo sé quién es para mí. Dios es mi morada Omnipotente en el que quiero vivir todos los días de mi vida. Oremos: Dios que abrigas y das sombra. Mis calores en la vida han sido muchos, pero mayor ha sido tu Palabra y cobertura en medio de ellos. Grande es tu poder y amor. Habitar y morar contigo es la experiencia que hace nacer la vida cada día. En el nombre de Jesús, amén. Juan 1.12
Lo que más importa de cada uno de nosotros/nosotras es que somos hijos de Dios. Ser su hijo/hija es un derecho que nos lo dio el mismo Dios. Hemos sido rescatados de la manera vana de vivir. No se trata de si yo opto o no, o de si soy capaz o incapaz de mantener una relación con Dios. Se trata de que "los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios". Mi obediencia a Dios es lo que permite mi vivir en armonía con él. Yo soy parte de Dios no por lo que yo hago sino por lo que Dios mismo hizo. En otras palabras eres salvo/salva por gracia, por fe y no por obras. Para vivir triunfantes y felices tenemos que "amar y guardar su palabra", (Jn 14.23). NO eres salvo por la conducta que lleves sino por la manera en que crees. Amada y Amado eres hijo e hija de Dios. Si dices que crees en Dios y eres su hijo no te contradigas con la manera en que te percibes a ti mismo. Oremos: Señor y Dios. Te agradezco por hacerme tu hijo. Sé que nada de lo que he hecho paga o compensa tu obra en la cruz. Gracias por tu perdón y por aceptarme cuando no lo merecía. Quiero que te sientas orgulloso de mi porque yo estoy orgulloso de ti. Mi confianza eres tú. En la cruz me demostraste que tu amor no se sostuvo por lo que yo he realizado sino por tu propio amor. Soy tu hijo. Si alguno está leyendo esta oración y no lo es permítele que se sienta tu hijo/hija al recibirte. En el nombre de Jesús, amén. Romanos 5.6-11
¿A quién se le ocurre morir por alguien? Solo a Jesús. Su amor por ti y por mí, aún cuando éramos débiles, nos hizo parte de él. ¿Por los buenos se puede morir? Sin embargo, ¿Quién lo haría por un pecador? Solo Cristo. Su muerte revela la inmensidad de amor que tiene Dios para nuestras vidas. Entonces, ahora, ya justificados en su sangre, por él seremos salvos por su sangre. Cuando fuiste enemigo/enemiga fuiste reconciliado con Dios por la muerte de su Hijo. ¿Quién hace eso? Solo Cristo. De manera que siendo reconciliados en su muerte ahora somos salvos por su vida. Cristo te ama y su amor tuvo la mayor demostración en el lugar de sacrificio. Nadie haría eso. Nadie te amará tanto en los días de tu vida como lo hizo Jesús. Nadie se entregará por ti como lo hizo Jesús. Nadie derramará su sangre a favor de todos y todas. En Jesús encontramos el amor irreductible que alcanza a toda persona. Si Dios en Jesús nos revela la inmensidad de su amor incondicional, entonces, mínimo me corresponde decirle gracias. Ese sacrificio en la cruz del calvario destruyó y anuló toda culpabilidad. ¿Ahora cuál es tu excusa? Eso de anular culpabilidad, de redimir, de cambiar, de restaurar, de decirte que vuelvas a empezar, de volver a mirar con esperanza, etc. Se le ocurre solo a Dios en su hijo Jesucristo. No digas que nadie te ama porque ya uno entregó todo lo que era por ti. ¿Su nombre? JESÚS ... Oremos: Dios de amor y misericordias. Gracias por tu bondad. NO tengo con qué pagar o cómo devolver lo que hiciste por mí. Quiero darte lo que soy, mi ser, para cada día agradarte por amor. Si de algo estoy seguro es que mi corazón es para ti. Aquí estoy Señor ante tu presencia. Gracias por que tu vida me dio vida y vida en abundancia. En el nombre de Jesús, amén. 2 Reyes 4. 1-6
Una mujer quedó sola (por viudez), pero hoy puede ser, por abandono o por divorcio. Los acreedores no tienen ninguna consideración. Las deudas son deudas y hay que pagarlas. ¿Qué hacer cuando la entrada económica no está? Esta mujer solo acudió a que su esposo era temeroso de Dios. Las deudas se pagaban con los hijos. ¿Se imagina eso? Saldar cuentas con los hijos nuestros? Eso es horrible y ante nuestros ojos es absurdo. ¿Ahora puede pensar en la situación de esta mujer? Cuando la mujer clamó a Eliseo (el profeta) y le presentó la situación este le dijo: "¿Qué te haré yo? Declárame lo que tienes en casa". Ella le contestó que nada, "sino una vasija de aceite". Sabemos que el aceite es utilizado para muchas funciones, incluyendo cocinar y combustible. Es lo que provoca que en la cocina haya olor y el fogón prenda. El aceite es símbolo del Espíritu Santo. Quiero que sepas que una simple vasija para aquella mujer era el instrumento para Dios operar un milagro. Presenta a Dios lo que tienes en tu casa y Dios no te dejará ni te desamparará. Aquella mujer comenzó a utilizar las vasijas de los vecinos prestadas. Ella comenzó a trabajar. El profeta le dijo que las llenara y las pusiera aparte. Mientras haya vasija habrá aceite. Mientras haya lugar para Dios en tu casa no cesará el aceite. Mientras tengamos presente que la provisión viene de Dios habrá formas de salir adelante. Dios nos dará alternativas para fortalecer nuestras vidas en medio de la crisis. Oremos: Dios nuestra necesidad es como la de la viuda. Necesitamos tu presencia. Necesitamos que no nos falte tu Espíritu. Somos tus vasijas y solo la presencia de tu Espíritu nos sostiene. Nuestra pobreza espiritual es bienaventurada si ella emerge en ti. Que lo que somos jamás se cierre al derramamiento de tu Espíritu. Permite que las vasijas que carezcan de aceite sean llenas. Que no cese nuestro aceite. En el nombre de Jesús, amén. Gálatas 5.25 "Si vivimos por el Espíritu, andemos también por el Espíritu".
Hay quienes piensan en la vida espiritual como algo pasajero. No, la vida espiritual tiene sentido en medio de nuestro dolor y alegrías hoy. Se trata de nuestro modo de hablar, sentir, actuar, pensar en cada instante. No es asunto de un ratito, de unas horas, de algunos días, sino de toda la vida. Algunos hablan de que quienes vivimos en la necesidad del Espíritu estamos en las "cosas espirituales". En ello consiste el problema. Esa indefinición provocará descontentos y tristezas. Dirán "no soy bueno", "no soy alegre", "la vida no me va bien", "no estoy ni contento ni tranquilo", es decir, que se han resignado a vivir así. En la resignación es que está el impedimento para "buscar activamente la vida del Espíritu", (H. Nouwen, 2001). La misión consiste en disipar esa vaga y lóbrega "sensación de descontento y mirar críticamente la manera en que vivimos nuestra vida", (H. Nouwen, 2001). Enfrentar los diversos juegos con los que nos engañamos nosotros mismos y desenmascararlos es ser valiente y honesto. No seamos tercos en nuestra manera de vivir. Nuestro llamado es a vivir y andar en el Espíritu. Actuemos, hablemos, pensemos, caminemos en el Espíritu. No siendo espiritualizadores de las cosas, sino teniendo una vida en la necesidad del Espíritu de Dios. Oremos: Señor Jesús. Gracias por un nuevo día. En mi vida tratado de agradarte cada día. Cuando amanece me doy cuenta que tu perdón vuelve a abrazarme y me siento seguro en volver a iniciar una vida que te agrade. Vivir buscando tu presencia es lo más hermoso que me ha pasado. Gracias porque pensé un día que yo te había encontrado, pero la realidad fue que tú me encontraste a mí y comprendí que siempre estás tras las vidas. Hoy cada ser humano está en la búsqueda de algo y te pido que no busquen cosas sino que te encuentren a ti. Tú eres la esperanza para vivir una vida en el Espíritu. En tu nombre he orado, amén. Josué 7.10
Las derrotas nublan nuestro caminar, pero no lo pueden detener. Josué había perdido una batalla y desfalleció junto a sus líderes. Las adversidades, como enfermedad, falta de trabajo, reducción de horas laborales nos sacuden el alma. El Señor nos dice: ¡Levántate! ¿Qué haces ahí postrado? Cuando Josué se postró el temor le hizo reclamarle a Dios y se entristeció. ¿Qué te pasa? ¿Quién es tu Dios? ¿En quién has creído? Ciertamente nos duele, nos entristecemos, nos sentimos, nos angustiamos, pero Dios vuelve a decirnos: ¡Levántate! ¿Qué haces ahí postrado? No sigas las quejas de Josué. Si te postras que sea para confiar en Dios. Cuando un creyente se postra sabe que recibirá una respuesta de fortaleza. Hoy es tiempo de que afirmes tu vida en el Dios que adiestra tus dedos para la batalla. NO te quedes postrado porque hoy puede ser el día del milagro. Hoy puedes echarle mano a la vida. Hoy puedes vivir en lugar de morir. Hoy puedes hacer el resumé, puedes presentar la entrevista a Dios, puedes salir a buscar trabajo, puedes matricularte en la universidad, etc. Dios te dice: ¡Levántate! Oremos: Dios que levantas. ¡Levántame! Aquí estoy. El temor llega, pero me sostengo mirando el día en tu Nombre. Que tu poder levante mis alas como las del águila. No temeré las derrotas de ayer porque miraré la victoria de mañana en ti. En tu nombre, Jesús, amén. Colosenses 3.1-4
Tú has sido liberado de los poderes del pecado en Cristo. Pablo se lo explica a los colosenses de la siguiente manera: Han sido resucitados "en Cristo", de su pasado (v.1); están escondidos "con Cristo" en el presente v.3; y serán manifestados "con Cristo" en el futuro v.4. Cuando morimos con Cristo se plantea una ruptura con la antigua vida (v.2). Ser resucitados en Cristo señala la nueva posición que requiere una nueva forma de vida. La resurrección es la manera en que viviremos la vida nueva. Para que haya una nueva vida los creyentes deben poner su corazón en "buscar" las cosas de arriba. Si estás en Cristo ya formas parte de lo que hay arriba donde Jesús está. El reino celestial gira alrededor del resucitado. Es decir que nada puede impedir el acceso a la eternidad si Jesús es la máxima autoridad. Tú conoces ese reino por la fe y su alcance no es mirando lo terrenal sino lo celestial. Quiero que sepas que si le entregaste tu corazón al Señor tu vida "está escondida con Cristo en Dios". Nuestra mayor manifestación no será en la tierra sino "con él en gloria". Quien está escondido con Cristo tiene la seguridad que nada ni nadie puede causales daños perdurables a su vida. No vuelvas al pasado y vieja manera de vivir. Cristo tiene para ti una manifestación gloriosa. ¿Lo crees? Yo sí. Oremos: Para alcanzar la eternidad sé que debo andar en obediencia. Obedecer y escuchar tu palabra en la tierra me permitirá disfrutarla y gozarla en la eternidad. Susténtame Señor porque a quién iré sino a ti. Tú eres quien me esconde en ti. En el nombre de Jesús, amén. Mateo 6.25 " No os afanéis por vuestra vida, qué habéis de comer o qué habéis de beber..."
Expresar "afán" es hablar de preocupaciones. Es decir, "No te preocupes por tu vida, qué comerás o que beberás". La preocupación se ha convertido en nuestro diario vivir. Sin preocupaciones la vida es una utopía. Sería muy peligroso considerar que no existe la preocupación. Las preocupaciones son realidades de nuestra vida. Las preocupaciones nos llevan "a trabajar más, a prepararnos para el futuro y apertrecharnos contra amenazas inminentes", (H. Nouwen, 2001). ¿Qué plantea Jesús entonces? Que Dios sabe de qué tenemos necesidad. Que busquemos a Dios sobre todas las cosas. En Dios habita la posibilidad de una vida sin preocupaciones, "una vida en la que todas las cosas se hacen nuevas", (H. Nouwen, 2001). El paradigma que plasma Jesús en este texto nos familiariza con la esperanza de un Dios que está atento a todo nuestro padecer. Jesús desfigura el "afán" ante la acción divina. Nuestra preocupación tiene lugar cuando nuestra mirada apunta a nuestro alrededor y no a Dios. Lo que Jesús cincela en nuestro corazón es que nuestra búsqueda, en nuestra realidad de vida, puede estar errada porque la preocupación es por tener y no por creer. La confianza en la acción de Dios disipa nuestras preocupaciones. Oremos: Señor Jesús. Tú eres quien cuida y sostiene. Tú eres quien guarda nuestras salidas y entradas. Hoy mi preocupación es no tenerte, es perderte, es no sentirte, es saber que mañana no estarás conmigo. Mi preocupación está delante de ti. Sabes de qué tengo necesidad y eso es mi esperanza. Espero en ti. En el nombre de Jesús, amén. |
AutorPastor José Báez Báez Categorías
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September 2017
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